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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 75 ya por entonces hubiese muerto el obispo y gobernase en su lugar el Capítulo, Sede vacante, de Cabo Verde, acudió al que hacía oficio de Vicario General, que acababa de llegar entonces con otro canónigo que iba por Visitador, y presentó sus papeles. Dióle audiencia y se informó de todo a su satisfacción, pero hallando que eran castellanos y que habían sido conducidos a expensas del nuestro Rey Católico, los mandó prender y poner en la cárcel, atribuyén– doles iban a sublevar aquellas naciones contra los portugueses y a prevenir los ánimos para alguna facción de guerra, en el ínterin que llegaba la armada de España. 13.-Pasados algunos días en la prisión, tuvo ocasión el Vicario General y los remitió a Lisboa en una embarcación. Esta se detuvo en Cabo Verde algunos días y desde allí, sin querer oírlos el Cabildo, pasaron a Lisboa, pade– ciendo en esta prisión muchas incomodidades. En llegando a desembarcar, dieron cuenta a los ministros de aquella corte, y éstos los llevaron inmediata– mente a la cárcel. Vióse el proceso que formó contra ellos el Vicario General de Cacheo y debía de venir tan lleno de imposturas y calumnias, que se trató de mandarles ahorcar, y es sin duda que se hubiera ejecutado así a no haberse empeñado por ellos con todo esfuerzo el embajador de Francia, por cuyos respetos y ruegos fueron libres de la prisión y remitidos a Sevilla y de aquí a diferentes conventos de su Provincia, donde, pasados algunos años, acabaron todos sus vidas, empleados en santos y devotos ejercicios con edifi– cación común (78). 14.-No contento con esto el Vicario de Cacheo y deseando llevar al cabo en obsequio de su nación esta empresa, escribió al Capítulo, Sede vacante, dando noticia de los demás religiosos y especialmente de los Padres que asistían en Arrecife, cuya fama y buen olor de su santa vida y predicación apostólica volaba por todas partes con general aclamación. Con los informes del Vicario resolvió el Capítulo, Sede vacante, enviar un canónigo con su audiencia, desde Cacheo, para prender también al R. P. Fr. Serafín de León y a sus compañeros en Arrecife. Hizo el tal canónigo vivas diligencias para el caso, diciendo a los naturales le diesen auxilio, pues convenía al servicio del rey de Portugal el (78) Esto mismo testifica el capuchino P. Leandro de Antequera escribiendo a Propaganda el 26 de mayo de 1649, afirmando que solamente salvaron la vida gracias a la defens a hecha por el embajador francés; pero lu ego se les prohibió volver a la misión y se les embarcó par a España (APF, SA, v. 248, f. 28). El P. Francisco de Vallecas, en su carta citada en nota ante rior, dice que «el Visitador que es un canónigo de Santiago (de Cabo Verd e), que por mu erte del obispo puso en Cacheo la Sede vacante, fulminó una descomunión y la remitió a Gambia, mandando se publicas e allí, en que prohibía el comercio entre los castell anos y portu– gueses, y que éstos recibiesen sacramento alguno de los religiosos, diciendo que éra– mos espías» (f. 29). Véanse los muchos documentos que sobre la prisión de estos tres religiosos se han consignado en la introducción .
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