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Continúanse los progresos de la misión de los Padres que quedaron en el puerto de Alé; mueve el enemigo una terri– ble borrasca de emulaciones contra todos y padecen varias enfermedades y prisiones . 1.-La primera dirección de e~ta misión, según el orden de la Sacra Con– gregación, había de ser derechamente a Sierra Leona, tierra firme de la misma Guinea, pero el capitán y pilotos que la condujeron, o porque erraron el viaje o por otros accidentes imprevenibles, la encaminaron hacia el río de Gambia, que es uno de los grandes que se conocen en el orbe y vierte en el mar con veinticuatro leguas de anchura. Habitan sus circunferencias los de la nación solista y la ciñen los que llaman mandingas. Todos ellos, o los más, profesan la secta de Mahoma, pero tan bárbaramente, que ni ellos saben lo que es ni en qué ley viven, más que unos brutos. 2.-En llegando todos al puerto de Alé la vigilia de Navidad, según dijimos en el capítulo precedente, encontraron allí unos mercaderes y otros ministros del rey llamado Chafur, cuyo era el puerto. Este tenía su corte veintidós leguas más adentro, pero hasta informarse bien de todo no les pareció acertado a los Padres el ir inmediatamente .a verle y a explorar su ánimo. Entretuv iéronse por algunos días en cultivar aquella cristiandad de Alé los Padres Fr. Serafín de León, Fr. Diego de Guadalcanal, Fr. Francisco de Vallecas y Fr. Alonso de Vélez, ordenándoselo así el Prefecto por parecerle conveniente y por darle ese consuelo a los mercaderes cristianos que se lo suplicaron con instancias fer– vorosas. 3.-Quedó en esta ocasión por superior de los cuatro el P. Fr. Francisco de Vallecas, por no haber querido admitir la presidencia el P. Fr. Serafín de León, por su grande humildad y haber sido siempre más amigo de obedecer que de mandar, y más inclinado al rendimiento que a la superioridad. Las embarcaciones con los demás Padres se hicieron luego a la vela para pasar al río de Gambia, distante sesenta leguas de Alé, y después se fueron