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Itinerario como punto central de su especulación sobre el ser divi no: “Volens igitur contemplan Dei invisibilia quoad essentiae uniatem primo defigat aspectum in ipsum esse et videat, ip sum esse adeo in se certíssímum, quod non potest cogitan non esse, quia ipsum esse purissimum non ocurrit nisi in ple na fuga non-esse, sicut et nihil in plena fuga esse. Sicut igi tur omnino nihíl nihil habet de esse nec de elus conditioni bus; sic econtra ipsum esse nihil habet de non-esse, nec ac tu nec potentia nec secundum veritatem rei nec secundum aestimationem nostram.. “ Esta concepción sobre Dios nos da la clave para situar debida mente la razón última que le lleva a considerar, como el más funda mental y radical contraste entre creatu ra-Dios, el carácter de “ens per participationem et ab alio et ens per essentiam et non ab alio’, respectivamente . Hemos visto cómo este contraste era uno de los que mejor ex presan la característica de la trascendencia divina: sublimidad de Dios frente a la nihilidad de la creatura. Propiamente hablando sólo Dios es con absoluta garantía. Sólo a El pertenece el ser con toda propiedad. De ahí su no bilitas ontológica, que trasciende infinitamente cualquier otra rea lidad. Sólo El rechaza el ab alio. Sólo El es a nulio . Unicamente El rechaza en absoluto la vanitas —el no-ser— que transverbera, en su misma constitución, a cualquier otra realidad, la hace eterno mendicante del ser y la relaciona esencialmente con Dios, su do nante 11. Itin., c.5, n.3: y, 308a. Cfr. Ibid., n.5: y, 309a. El capítulo quinto del Itinerario adquiere un significado trascendental en la interpretación del pensamiento bonaventuriano sobre Dios. Ch. J. Bittremieux, refiriéndose al número cinco lo llama himno metafísico en honor del Ser puro. Cfr. L’Etre pur et ses verfections. Une contemplation 3ntap1Z.ysique de Saint Bonaventure, en Étud. Franc. 42 (1930) 5-17, esp. 16). 12. Cfr. Myst. Trinit., q.1, a.1, f.17: V, 47a. 13. Remitimos a lo afirmado en el primer capítulo sobre dicho te ma. Creemos innecesario aducir de nuevo los textos bonaventurianos allí examinados. Esta observación es válida para cuanto afirmemos a lo lar go de este segundo capítulo sobre aquel asunto o similares. 14. “Ipse solus est, jd est, a se solo habet esse, et omnia alía ab ip so...” (Donis, coll.2, n.$: y, 464b). “...$um, hoc enim proprie potest dice- re solus Deus, cuius essentia non mutatur... ego sum qui solus proprie sum nec habens de vanitate annexum...” (Dom. 3 Adv., sermo 14: IX, 72b- 71

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