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El Sco. Doctor considera la falta de reconocimiento de dicha trascendencia divina como una grave injuria humana contra Dios; como una blasfemia. Tal injuria puede realizarse, matiza, de tres modos diversos: “Est autem blasphemare Deo iniuriam irrogare; quod fit trí pliciter: vel cum attribuitur Deo quod sibi non convenit; vel cum removetur ab eo quod sibi convenit; vel cum crea turae attribuitur quod proprie Deo convenit...” 126 Pero es el último modo de injuria-blasfemia (cuando se atribu ye a la creatura lo propio de Dios) el que constituye en el pensa miento bonaventuriano una blasfemia especial: la idolatría 127 Insiste en que conviene precisar por tanto, exactamente, este carácter trascendente de Dios para no caer en el vicio de la idola tría; para no atribuir la deidad a cualquier otra realidad, por muy potente y sublime que se presente en relación al hombre. Esta falta de consideración de lo que constituye de verdad la trascendencia de Dios la tienen aquellos que no sienten debida mente de Dios. No basta, según esto, reconocer la superioridad sobre el hom bre y el mundo constatable para tener, sin más, la trascendencia de Dios. Siguiendo este modo de sentir de la trascendencia de Dios, muchos se dejaron llevar de la hermosura y potencia de las cosas rio” de 2. Buenaventura. Texto original y traducción del Opúsculo, Roma 1940, p. 148. En realidad, no hace sino traducir la frase de Gilson: “Ce que Saint François n’avait que sentir et vivre, Saint Bonaventure allait le penser” (op. cit., p.59). Al referirnos anteriormente al condiciojiamiento del pensamiento bonaventuriano en la presente temática por parte de su vivencia franciscana de Dios, queremos indicar exclusivamente que “sintoniza” con ésta. Dejamos por ahora el interrogante sobre el Influjo concreto y dirécto que la espiritualidad franciscana tiene en su manera peculiar de ver a Dios trascendente. ¿Hasta dónde nuestro autor es deu dor de dicha espiritualidad en el tema presente? ¿No podremos hablar también de una interpretación personal de 5. Francisco desde la visión bonaventuriana de Dios? Sólo cuando hayamos descubierto el sentido de la trascendencia e inmanencia divinas en 5. Buenaventura y el lugar que ocupan en su concepción metafísica podremos téner los elementos sufi cientes, por parte bonaventuriana, para pronunciarnos con más exacti tud sobre dicha temática.. 126. Cornm. Lc., c. 5, n. 49: VII, 125b. 127. “Si aliter credas, insanis circa Deum; quod proprium est Del attribuis alteri, blasphemas et idolatra es, sícut si homo simplicitatem Dei vel huiusmodi attrlbuat alteri” (Donis, coil 4, n. 12: V, 476a). 45

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