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la causa primera de las demás causas, se basa en el mismo con cepto por el que quedará definida su perfección simpliciter, que lo distinguirá de cualquier otra causa, trascendiéndola infinitamen te ‘. Y, en fin, la misma designación de Díos como persona, S. Bue naventura la basa en este concepto . Queda así todo su pensamiento razonado sobre Dios pendien te de este concepto, consagrado por S. Anselmo. Tal es la preemi nencia concedida en el pensamiento bonaventuriano a esta com munis animi conceptio, que pasa a ser principio-fuerza de su con cepción sobre Dios. Este común modo de sentir expresa, en lenguaje sencillo y fa miliar al hombre, lo que en lenguaje más depuradamente filosófico expresamos con el término trascendencIa. Dios se presenta al es píritu humano con tal fuerza de nobleza, de superioridad ontológi ca, que trasciende cualquier afirmación que sobre El hagamos. So lamente Dios es “id quo malus excoitari nequit”. Las demás rea lidades permanecen siempre en plano infinitamente inferior, cate gorial, por lo que pueden ser definidas, expresadas y traducidas en categorías puramente humanas. Dios, por el contrario, trasciende cualquier afirmación humana $1. “Similiter simplex esse est simpliciter per!ectum esse: ergo est quo nihil intelligitur meilus. Unde Deus non potest cogitan non esse, ut probat Anselmus” (Hexaem., coli. 5, n. 31: V, 359b). $2. “Persona nominat mihi ultimum in genere rationalis natunae; sed rationalis síve intellectualis natura est nobilior inter creata, et rur sus, ultimum in lila est completissimum, quia ei nulla potest fien addl tio: ergo si quidquid completionis est, ponendum est in Deo proprilssime, patet etc.” (1 $ent., d.23, a.1, q.1, f.3: 1, 405a-b). Creemos que el ínfiujo anselmiano en 5. Buenaventura no puede relegarse, esencialmente, al te ma del conocimiento de Dios, como parece concluir Bougerol: “Le pro bléme essntiel sur lequel l’iníluence d’Anselme sur Saint Bonaventure paraft capital est celui de la connaissance de Dieu” (op. cit., p. 73). Más bien estamos de acuerdo con las conclusiones de Z. van de Woestyne: la hoy llamada teodicea sigue fundamentalmente la orientación anselmiana, tanto en el tema de la existencia de Dios y su conocimiento por el hom bre, como en el de su esencia. Todo el MonoZogion, calIficado por Woestyne de “tractatus de summa essentia seu substantia” (De índole anselmiana Theodiceae $. Bonaventurae, en Anton. 1 (1926) 184), no es sino una me ditatio sobre la esencia y propiedades de la divinidad en la que ocupa un puesto central dicho concepto. S. Anselmo confiesa su fidelidad a 5. Agustín (op. cit., ed. cit., p. 8, nota 45). Los capítulos 1.4.6.16 no son sino una aplicación, cada vez más elevada, del mismo principio (Ibid., pp. 15. 17.30-31). Sigue la misma orientación en el Proslogion (c. 2.3.4.5.14.15) y en el Quid art haec respondeat editor ipsius libelli (loc. cit., 1. pp. 130-139). Para este tema, cfr. bibliografía indicada en la nota 40. 34

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