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Por último, esta conciencia de la trascendencia de Dios, aun en medio de su inmanencia noética al hombre, se revela concreta mente en el particular respeto que muestra al tratar de concebir los caracteres divinos que dicen relación a las creaturas: creador, omnipresente, providente, etc. Es precisamente en esta dimensión de nuestras consideracio nes sobre Dios donde la imaginación suele pretender imponer a la inteleción humana de Dios sus propias categorías espacío-tempo rales y arrogarse propiedades que no le pertenecen. De ahí la constante llamada de S. Buenaventura a una más adecuada con cepción de la trascendencia divina en estos aspectos de sus rela ciones con las creaturas Igualmente, no pudiendo ser conocida la sabiduría de Dios si no por su manifestación en las cosas visibles, se irnpDne un estu dio atento y sincero de las situaciones concretas de cada una de las realidades creadas, en orden a la profundización de aquélla . Pero sin olvidar que esta misma revelación llevará siempre, paradójicamente, el signo de la trascendencia de Dios y, en conse cuencia, su silencio y ocultamiento. El misterio de Dios se nos pa tentiza y se nos oculta, al mismo tiempo. De modo particular todo lo que se refiere al tema de la providencia de Dios, que no puede ser manipuada caprichosamente, ni ser curiosamente escrutada, sino profunda y silenciosamente venerada: “Gaudendurn est igitur et exsultandum de providenta Dei irreprehensibili, non praesumptuosis ratiuncuiis disceptan dum; quia, ut dcit Gregorius, ‘divina iudicia non sunt te- mere discutienda, sed formidoloso silentio veneranda’ “75. Mariae, sermo 4: IX, 495b; Nativ. 3. y. Mariae, sermo 2: IX, 708b). El te ma del szmbolismo recibe nueva luz desde esta perspectiva, además de la ya estudiada desde el ejemplarismo. Para el tema del sijperlativo y com paraciones, como modo de acercamiento a lo “Inexpresable” de Dios, cfr. P. ScAzzoso, Valore del superlativo nel linguaggio Pseudo-Dioniiaca, en Aevum 32 (1958) 434-446. J. B. LoTz, Analogie un4 Chifi re. Zur Transzen den2 in der Scholastik und bei Jaspers, en Scholastik 15 (1940) 39-54; V, CILENT0, Simbolismo e analogia in San Bonaventura, en Doctor $eraph. 13 (1966) 49-81. 73. Cfr. 1 $ent., d.37, p.1, dub. 4 resp.: 1, 650b; Ibid., p.2, a.1, q.1: 1, 652a-653b; Ibid., qq.2-3: 1, 654a-656b; II Sent., d.1, p.1, a.1, q.1, ad 6: II, 24a-b; Myst. Trlnit., q.5, a.1: V, 87a-92b; Ibid., q.6, a.1 ad 9.10: V, lOla-b. 74. Cfr. 1 $ent., proem: 1, 5a; Plant. Parad., n.1: V, 575b. 75. COmm. Le., c.10, n. 38: VII, 264b. “Ad illud quod quaeritur, quod non debet quaerl alfa causa; dlcendum, quod si plene cogriosceretur Del 275

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