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En la concepción bonaventuriana no se trata propiamente de pruebas o demostraciones racionales de la existencia de Dios. E! hombre todo vive ya en una situación de presencia trascendente divina; sin ésta no se hace posible su comprensión y su misma existencia. Pero esta situación prerreflexiva exige hacerse cons ciente en el hombre. Tomar conciencia de esta situación humana existencial que fundamenta al hombre en su ser y en su obrar, es ya realizar la posibilidad connnatural humana de un saber válido sobre Dios. Las razones aducidas por el Sco. Doctor, en la línea de la tradición, para probar la existencia de Dios, se consideran más co mo ejercicios o adiestramientos intelectuales, que como pruebas que engendran evidencia . Supuesta la concepción particular bonaventuriana de la crea tura en relación a Dios, postulada, a su vez, por su consideración de la trascendencia divina, se comprende perfectamente por qué el verdadero problema que preocupa al Sco. Doctor no es tanto el de la posibilidad de un saber humano de Dios —y de su correspon diente presencia noética al hombre—, cuanto la posibilidad de la negación humana de la realidad divina: el tema de la posibilidad misma del ateísmo a”. 56. “Unde huiusmodi ratiocinationes potius sunt exercitationes in tellectus, quam rationes dantes evidentiam et manifestantes ipsum ve rum probatum” (Myst. Trinit., q.1, aJ ad 12: y, 51a). Esta diaZctwa par ticular de desvelar la trascendencia de Dios en la inmanencia al hombre es la que constituye el nervio de toda auténtica ascensión humana hacia Dios y da a las llamadas pruebas de la existencia del mismo un carácter único. No se trata de pasar de lo conocido a lo desconocido —en tal ca so seguiría vigente la insoluble dificultad contra todo conato humano de probar a Dios—, sino de tomar conciencia de la presencia de la Trascen dencia al espíritu humano. El problema de Dios y la posibilidad de res puesta humana supone, anteriormente, un encuentro, aún no conscien te, con El. “Découvrir la trascendance au coeur de l’expérience, escri be 1. Deféver, voilá ce qui est le propre de la preuve de l’existence, de Dieu” (La preuve trancendante de Dieu, en Rey. Phil. Louv. 51 (1953) 540). Cfr. J. PERDONO GARcIA, La dialéctica del conocimiento de Dios: iii manencia y trascendencia, en Congreso Internacional de Filosofía, 4-10 octubre 194$, Actas III, Madrid 1949, pp. 433-456. 57. El problema del ateísmo viene abordado por 5. Buenaventura principalmente en dos textos paralelos que tratan de la Indubitabilidad de la existencia de Dios por parte del hombre (1 Sent., d.8, p.1, a.l, q. 2: 1, 153a-155b; Myst. Trinit., q.1, a.1: y, 45a-51b). Sería anacrónico pre tender encontrar en ellos un estudio del mismo que respondiese a las dimensiones particulares que ha adquirido en el pensamiento contempo ráneo. Dejando para otros estudios el análisis más detenido de dicha problemática en los escritos bonaventurlanos, pretendemos únicamente 265

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