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“Quia simplicissimum et immensum, ideo totum intra orn- rija et totum extra omnia...” 19 Su afirmación de la inmanencia de Dios desde la considera ción de la perfeccón absoluta divina, presupone, por tanto, su concepción sobre la trascendencia divina. b. Creemos que desde esta misma perspectiva de su concepción sobre la trascendencia divina debe interpretarse también su justi ficación de la presencia de Dios por la indigencia de las creatu ras. En efecto, al examinar dicha justificación indicábamos que el Doctor Seráfico ratificaba y sintetizaba allí su concepción metafí sica de la realidad creada. Ahora bien, en su ontología de la vanidad es esencial, como hemos ya visto, la referencia radical de la creatura respecto de Dios. Y ¿no es esta referencia la segunda nota que entra a formar parte de su concepción sobre la trascendencia divina? La inmanencia de Dios proclama, por una parte, la indigencia, la nihilidad ontológica de la creatura, incapaz de mantenerse en el ser recibido sin la constante presencia salvadora de la verdad di vina. Unicamente queremos recordar aquí, una vez más, el gráfico símil con que S. Buenaventura subraya esta verdad: “Exemplum huius aperturn est in irnpressione formae sigil u in aqua quae non conservatur ad rnomenturn, nisi prae sente sigillo” Hasta tal extremo llega la indigencia de la creatura en su ma nutención existencial. Pero esta misma afirmación de la nihilidad ontológica y su consiguiente necesidad de la presencia divina, interpretada desde su concepción sobre Dios, presupone primariamente una afirma ción de la trascendencia divina. Según esto, afirmar la inmanencia divina en las creaturas no significa, en modo alguno, confundir el ser de Dios con el de aqué llas. 19. Itin., c.5, n.8: y, 310a. 20. 1 $ent., d.37, p.1, a.1, q.1 e: 1, 639a. 244

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