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“Deus autem sic est in creatura per essentiam et influen tiam, quod ipse a creatura non dependet nec in ea coarta tur nec definitur...” Naturalmente que el modo concreto de realizarse esta presen cia trascendente no puede ser interpretado mediante categorías es pacio-temporales (dentro-fuera, interior-exterior, profundo-alto, o cualesquier otras creadas por la imaginación humana). Dicha in terpretación llevaría irremediablemente a concepciones absurdas o, al menos, inexactas sobre la presencia de Dios en las creatu ras. Es éste el peligro mayor y más constante que acecha al hom bre en la interpretación de esta verdad, y sobre el cual S. Buena ventura nos llama la atención, en orden a una precisión más exac ta en nuestra consideración de la misma. La ocasión se la ofrece una sentencia de S. Juan Crisóstomo, aducida por el Maestro de las Sentencias. Refiriéndose aquél a la diferencia existente entre intelección y dicción por parte del hom bre de verdades sobre Dios, aduce como ejemplo el tema de la presencia divina en las creaturas que, si bien es rectamente y con seguridad afirmada, “...quomodo autem ubique sit, intellectu non capimus” ¿Cómo han de interpretarse estas palabras de S. Juan Crisós 10. Myst. Trinit., q.6, a.1 ad 9.10: y, lOla. Resolviendo una dificul tad presentada contra la posibilidad de unión de la divinidad y la hu manidad de Cristo en una persona, S. Buenaventura pone un in ciso, en relación a la problemática presente sobre la distinción ra dical de Dios y presencia en la creatura, cargado de sentido metafísi co: “Ad illud quod obilcitur, quod quae maxime dlstant minime sunt unibula; dicendum, quod Deus ab omni creatura maximam habet dlf ferentiam in natura, quantum tamen ad infiuentiam et creaturae sus tentationem maximam habet approximationem...” (III Sent., d.6, a.2, q.3 ad 1: III, 163b). Cfr. III Sent., d.1, a.1, q.1 c: III, lOa; Comm. Sap., c.7: VI 158a. Este mismo respeto por la trascendencia divina se nota al ha blar sobre la actividad de Dios en las creaturas: su presencia en la ac tividad de éstas no obsta en modo alguno a su trascendencia, pues to que no supone distancia, dependencia, ni indigencia alguna en Dios (cfr. 1 Sent., d.12, a.un. , q.3 ad 1: 1, 223b-224a; Ibid., d.42, a.un ., q.1 c: 1, 747a-b). Para apreciar esta presencia esencial a la creatura, aunque trascendiéndola, cfr. Tract. transc., q.1 q.4 c: Ed. Halcour, p. 70. 11. “Ut enlm alt Clirysostomus $uijer Epistolgm ad Hebraeos: ‘Si cut multa de Deo intelligimus, quae loqui penitus non valemus; Ita mul ta loqulmur, quae Intelligere non sumus idonei, verbi gratia, quod ubi que Deus est, sclmus et dicimus; quomodo autem ubique sit, intellectu non capimus’...” (P. L0MBARDUs, Liber 1 Sent., d.37, c.3, n.339: 1, 233). 238
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