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de la ¡mago en una línea “exclusivista” de simple y mera capaci tas Dei, por parte de las facultades humanas, olvidándose del otro aspecto de la misma. Si bien éste no se encuentra perfectamente exp!ícito en el Comentario a las Sentencias, logra claridad en el itinerario, en el que, además de indicar dicha capacidad humana de Dios, se entiende como captación actual en razón de imagen: “Et sic per operationem memoiae apparet, quod ipsa ani ma est imago Dei et similitudo adeo sibi praesens et eum habens praesentem, quod eum actu capit et per potentíam ‘capax eius est et particeps esse poest’ “u’. Este aspecto “pasivo-receptivo” de la imagen ha sido puesto de relieve en el pensamiento bonaventuriano por Szabó; su estudio presenta una profundización en orden al tema de la inmanencia di vina en a creatura racional, imagen de Dios ‘ 171. Itin., c.3, n.2: y, 303b. Sobre algunos matices particulares con los que 5. Buenaventura ilustra la doctrina agustiniana, cfr. T. SzABó, op. cit., pp. 83-85. 172. Szabó analiza este aspecto pasivo del “capere” agustiniano en op. czt. pp. 60-80; en pp. 80-89 lo estudia en 5. Buenaventura. La capta ción cognoscitiva supone, según esto, una captación pre-cognoscitiva. A este respecto, es interesante observar cómo el Doctor Seráfico hace del problema del “espere” un tema de presencia (cfr. 1 Sent., d.3, p.1, a. un., q.1, f.1: 1, 68b). A este carácter pasivo de la imagen se refiere en 1 Sent., d.31, p.2, a.1, q.2 c: 1; 504a. De todas formas, creemos que 5. Buenaventura no ha explicado suficientemente el significado que ha pre tendido dar a su afirmación de Dios como objeto del espíritu humano. Ciertamente se aprecia alguna evolución en sus escritos posteriores al Comentario en los que a veces, habla de obiectum motivum (Scieut. Chr., q.4 e: y, 24a; Christus mag., nn. 16-17: V, 571b-572a); otras de “eum actu capit” (Itin., c.3n.2: y, 303b). No obstante, no encontramos una exposición nítida del presente problema. Creemos que esta fal ta de claridad ha contribuido a motivar ciertas interpretaciones de la doctiina bonaventuriana no totalmente rectas y a ciertas acusacio nes de ontologismo. (Para este punto, cfr. Z. Van de W0EsTYNE, Auq?istinis mus in gnoseología 8. Ronaventurae et 5. Thomae, en Anton. 8 (1933) 281- 306; 9 (1934) 383-405, 475-504; J. BissEN, op. cit., pp. 175-244; G. SCHEL— TFNS, Una metafísica de la verdad [5. Buenaventural, en Verd. Vida 18 (1960) 209-229; L. VEUTHEY, La filosofía cristiana di San Bonaventura, Ro ma 1971, pp. 35-39; D. C0NNELL, St. Bonaventure and the ontOlOgist Tra dition, en 5. Bonaventura 1274-1974. Volumen commemorativum anni sep ties centenarii a morte 5. Bonaventurae Doctoris $eraphici, cura et stu— dio Commissionis Internationalis Bonaventurlanae, II: Studia de vita, mente, fontibus et operibus sancti Bonaventurae, Grottaferrata (Roma) 1973, pp. 289-308). Para un examen más directo del tema sobre Dios como oh:eto del esríritu humano y su evolución histórica, cfr. el estudio detenIdo de O. BRuBÉ, Henri de Gand et Matthieu d’Aquas2?arta interrétes de saint Bonaventure, que aparecerá próximamente en Nat. Gracia. Cfr. IDEM, Du dynamisme psychoiogique á l’existence de Dieu chez Jean Duns 227
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