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see, no sólo como idea, sino también como lejana presencia, como oscura ¡magen y como término inequívoco de toda su vida interior, intelectual, afectIva y operativa. Así también, el ¡ntellectus plene re solvens, encargado de esclarecer la noticia teológica fundamental, mediante el discurso y la intuición. Así, finalmente, la dialéctica me tafísica de la inmanencia y trascendencia divinas, ternariamente modulada desde las tres perspectivas cósmico-antropológicas de la emanación creadora, el ejemplarismo trinitario y la consumación fi nat Tales son las líneas maestras de la concepción filosófico-teoló gica de 5. Buenaventura, dentro de las cuales explica el P. Castillo los problemas particulares de su trabajo. Acaso e! estilo de la investigación —a veces excesivamente abstracto y literariamente enjuto— no está en consonancia con el del Maestro comentado. No es que el autor sea insensible al modo de escribir de 5. Buenaventura. Al contrario, sintoníza con él, le cautivan sus bellas formulaciones y a veces refleja literariamente esta sintonización. Si no lo ha hecho siempre, es por la acertada ra zón de atenerse a un estudio limpiamente objetivo y expresado en una rigurosa conceptuación técnico-filosófica. Durante sus años de estudiante en Roma y después, como pro fesor de filosofía en Salamanca, Dionisio Castillo ha prestado un in terés especial a la filosofía moderna. Ello se refleja en su obra al gunas veces. Por ejemplo en las explicaciones gnoseo!ógico-teoió gicas de 5. Buenaventura, donde se alude a cierta afinidad entre e! doctor franciscano y otras corrientes del pensamiento católico ac tual, sea el dinamismo y método trascendental del conocimiento de los marechalianos, fa religación de Zubíri o la interioridad objetiva de Sciacca. Aunque e! P. Castillo dé a veces la impresión de apro ximar demasiado el pensamiento de 5. Buenaventura a las mencio nadas teorías, él sabe muy bien, y de alguna manera lo subraya, que la postura del Doctor Seráfico no se puede identificar en serio con ninguna de esas explicaciones modernas. Lo cual no quiere de cir que éstas no sean excelentes y superiores en algunos puntos a las especulaciones del mismo 5. Buenaventura. También le han atraído al joven profesor capuchino los proble mas del humanismo ateo contemporáneo y sobre ellos ha dado, con gran éxito, cursos especiales a sus alumnos de Salamanca. Mo vido por el deseo de cristianizar —en lo que sea cristianizable— toda sugerencia (justa) de promover la perfección y la dignidad humanas, ha insinuado alguna vez en su estudio bonaventuriano que e! gran doctor medieval habría anticipado el modo (cristiano) XIV

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