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Creemos que desde esta óptica debe interpretarse su afirma ción sobre la carencia de simplicidad esencial de toda creatura, por muy noble que sea. En este punto subyace, principal y primana mente, el tema de la trascendencia de Dios. No se trata, pues, ni de un tema prImariamente antropológico, ni cosmológico-metafísico, sino de un modo especial de pensar y sentir sobre Dios, cuya solución es exigida desde la teología natu ral. Creemos que sólo en esta orientación puede situarse una autén tica interpretación del pensamiento bonaventuriano. Podrá, después, discutirse sobre a legitimidad de la presentación de este modo de sentir sobre la trascendencia de Dios como únicamente válido en una teología natural bien estructurada. Pero habremos logrado, al menos, situar su pensamiento en una auténtica línea de interpreta ción, tan olvidada en los estudios bonaventurianos 80• del Ser subsistente y que se observa a través de todos sus escritos. Así, en su Comentario al primer libro de las Sentencias, afirma la composi ción de partes esenciales en todo ser creado, en razón de su creaturali dad (1 Sent., d.8, p.2, a. un., q.2: 1, 167a-169b); trata de ello ex profeso en relación a los ángeles y al alma humana en su Comentario al segun do libro de las Sentencias (II Sent.3 d.3, p.1, a.l,, q.1: II, $9a-91b y d. 17, a.l, q.2: II, 413a-416b. Y en su última obra insiste en lo mismo (Hex aem., coil. 2, nn. 24.25: V, 340a-b; coll. 4, nn. 10.12: V, 350b-351a). No en tra en el propósito de nuestro estudio analizar más concretamente este tema, vgr., origen histórico de tal doctrina, que no es creación bonaven turiana y que caracterizó, si exceptuamos a Juan de la Rochelle, a toda la Escuela franciscana. Cfr. Schollon de los Padres Editores de Quarac clii, II, 92a-94b.; R. PALH0RIÉS, Saint Bonaventure, Paris 1913, pp. 105- 140. Sobre su germen boeciano y vicisitudes históricas en su interpreta ción posterior, pueden consultarse las atinadas y profundas páginas que J. Gómez-Caffarena le dedica en su libro Ser participado y Ser Subsis tente en la Metafísica de Enrique de Gante, Roma 1958, pp. 65ss. Para con trastar esta doctrina con la de Sto. Tomás, cfr. P.F. TINIvELLa, De imvosi bili sapientiae adeptione in 23hilosoph%g pagana iuta “Collationes in Hex aemeron” 5. Bonaventurae, en Anton. 11 (1936) 154-157. 80. Así, entre otros, P. Robert, en su libro Hz’leznorphisme et devenir chez 5. BOnaventure, Montréal 1936, p. 143, presenta la tesis de que el hilemorfismo universal bonaventuriano es consecuencia necesaria del devenir esencial de la creatura; interpretación aceptada también por Corrado da Alatri en L’essena deil’essere come amore iii 5. Bonaven tura, en Collect. Franc. 34 (1964) 364-348. Para G. Fraile obedece a su concepto de materia (op. cit., p. 772). Creemos que la tesis Robert-Alatrl no resiste a un fino análisis de los textos bonaventurianos. Basta recor dar que, no obstante presentar P. Lombardo la razón de la mutabilidad de la creatura como motivo de la composición de ésta, (1 Sent., d.8, c.4: QR 1, 147b-148), en el Comentario de $ Buenaventura a dicha cuestión (1, 164a-174b) no aparece dicha motivación. Igualmente en los textos que venimos examinando en relación a este tema. Aunque 5. Buenaventura lleve la postura aristotélica hasta sus últimas consecuencias, la i2ltima motivación no es de rango aristotélico... Por lo que respecta a la ínter- 93
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