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venturiano en el campo metafísico. Recoge y corona toda una me tafísica de la trascendencia absoluta: la simplicidad define la tras cendencia divina; la distingue radicalmente de cuaquied otra reaH dad, por más excelente que sea, y es uno de los conceptos en los que se basa toda la metafísica de las relaciones entre trascenden cia e inmanencia. Contribuye, así, no sólo a precisar lo que enten dernos por Dios, sino también a interpretar intelectualmente las re laciones entre Dios y las creaturas. La raíz de la trascendencia divina es su simplicidad, como la de la contingencia de los otros seres su no - simplicidad Insistimos: esta apreciación supone un concepto especial de simplicidad en el que el Doctor Seráfico no dejará de poner el acento. No basta admitir la no-simplicidad en el orden existencial para definir radicalmente la diversidad real y substancial entre el Absoluto y lo contingente. La simple abaliedad existencial no jus tifica a diversidad esencial. Se precisa situarla en el orden mismo de la esencia. 5. Buenaventura es, en este punto, deudor de una co rriente bien definida en la historia del pensamiento: Avicena, Boe do, Liber de causis, Pseudo-Dionisio..., para quienes la composi ción esencial es la expresión de la finitud y de la contingencia79. 78. Este es un pensamiento-guía implícito en toda la temática bona venturiana que nos ocupa. El ser contingente se diversifica radicalmente del ser divino en razón de su no-simplicidad. Es el rasgo esencial del ser creado frente al increado, diverso de aquél por su radical trascendencia sobre cualquier deficiencia en la suma unidad. Este tema tiene importan te resonancia en la obra de H. a Krizovljan, op. cit., pp. l9Oss. Para con trastar la noción de contingencia en 5. Buenaventura y Sto. Tomás, dr. H. a KRIz0VLJAN, De radice ontologica contingentiae, en Laurentianum 2 (1961) 122—145. 79. Hay un texto muy revelador en las Collationes in Hexaemeron que, si bien presenta un dato de la fe, sin embargo, nos ayuda a penetrar en el tema de la raíz de la contingencia al que en su auténtico significa do pretende referirlo 5. Buenaventura. En efecto, después de haber afir mado la composición de toda creatura frente al Creador, sale al paso de una posible objeción: “Nec valet Id quod dicitur quod composita est, pro co quod est ab alio, quia esse ab alio compositionem non facit; quia tune Films esset compositus, cum sit a Patre, et Spíritus Sanctus ab utroque. Solum enim esse divinum simplex est; nec differt in eo esse et sic esse et bene esse. Et ideo esse dicitur nomen Dei, quia esse in Deo est quod est Deus. In creatura autem differt esse et bene esse et sic esse” (Hexaem., coll.2, n. 25, 340b); cfr. Ibid., princ., coil. 2, n. 25: Ed. Delorme; p. 28. Queda así exigida la composición hilemórfica universal como único modo auténticamente válido de distinguir la creatura del Ser subsisten te. La doctrina aristotélica es extendida a todo ser creado como raíz úl tima de su contingencia. Postura que forma parte de la concepción bona venturiana sobre la participación trascendental del ser finito respecto 92

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