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• Nominación por parte de ios barí adultos. • Tiempo de aprendizaje y entrenamiento, bajo la dependencia del Natubái cesante. • Control personal del liderazgo por parte del grupo barí. La elección estaba supeditada, naturalmente, a las condiciones de validez que se transmitían por tradición oral, tal como lo habían ense ñado los Saimadoyi. Entre las cualidades o requisitos socio-personales que debían reunir, se señalaban: • Ser varón reconocido «oficialmente» por la comunidad: llevar el «tarikbá». Las mujeres no gozaban de voz activa ni pasiva. • Estar casado: los solteros podían asistir a estas reuniones y ma nifestar su voto, pero estaban excluidos de este cargo. • Gozar de cierta prestancia ante el grupo. Se le exigía cierto primado en las tareas comunítarías: ser el primero en las carreras, en la pesca, en la construcción del bohío, así corno ocupar los puestos más arriesgados (construcción del bohío, pesca, caza...). Eran los diversos menesteres que debía saber, aunque los efec tuase por medio de otros sustitutos. • Varón prudente, sensato y fuerte. Las condiciones exigidas confirman, por tanto, que su prestigio debía ser excepcional. No era la acumulación de riquezas o poder lo que le daba la categoría para poder dirigir el grupo, sino sus dotes para servir de coordinador y animador de su gente en los distintos menesteres. El Natubái gozaba de gran autoridad y prestancia; pero no de tipo impositivo o coercitivo, sino por sus condiciones morales de organizador. Toda su autoridad reside en la comunidad. Es en el grupo donde propia mente hablando se sitúa la autoridad, de la que el Natubái es su ejecutor y guía. Su liderazgo consiste, más bien, en ser intérprete de la voluntad y el consenso grupal, que nunca podrá manipular. No usaba distintivo alguno de mando, tan característico en otras tribus, particularmente en sus vecinos caribes los yukpa. Era el prestigio lo que importaba. No era propiamente un cacique. Su sistema sociopolítico no necesitaba mandatos, leyes u órde nes. El Natubái tiende a gobernar más por la persuasión que por la fuerza. Para vivir el grupo en armonía se seguía un procedimiento particular, que 83

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