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los hijos de barí. Vendrán con rapidez y vendrán hechos ya hom bres». Al principio, la gente se figur han los colores parecidos a los de un tigre. Pero no era tigre, sino persona. A cada embarazo venía dos veces al día. Se preocupaba mucho tic la familia. Y decía a la muchachita que le llevase comida a su familia. Se preocupaba mu cho de la esposa. La hija mandó cocinar a su mamá: «Mamá, co cina para tu marido, porque yo no me voy a quedar aquí, sino que mc irá. He conocido la casa •de Dabobosá)>. El tigre sa ciuedó son riendo en la casa. Ahora, a su papá el tigre le enseña mucho: el mo do de curarse a sí mismo y a los demás barí, el dolor de cabeza. Su papá, mientras tanto, se quedaba oyendo el mensaje de su hij. Dababosá era un gran maestro para el modo de aprender para ha cer todo. Los barí aprendían, así, todos y cada uno escuchaba lo que les enseñaba Dababosá. Este sigue dando consejos y enseñando para poder hacerse grandes, como los demás han. Antiguamente, así nos dice la historia de los barí sobre Dababosá. Un día les dilo Dababosá a los han: «Vootro aprenderéis los mé todos para curaros a vosotros y a los demás barí». Y se quedaron asombrados. Nunca olvidaron lo que les enseñé Dababosá. Gracias a él todavía hoy día estamos curando las enfermedades que nos en señó. Desde entonces, nosotros mismos nos etamos defendiendo pa ra no morirnos, curándonos con sus enseñanzas, de gran maestro. Era Dabahosá en forma de tigre. Pero, aunque nos enseñé bastante, estamos ahora sufriendo más que entonces. A nuestros hijos los es tamos salvando con sus enseñanzas. Nos explicó y enseñé mucho acerca de las enfermedades. El tigre seguía enseñando a unos y otros y, sobre todo, a la mu jer embarazada, para que no sufriese tanto en el parto. Antigua mente, Dababosá hacía mucho bien a todos los barí, pues curaba a los enfermos. El mismo, como gran maestro, nos enseñaba cada día, siempre, para que aprendiésemos algo más. Gracias a Sabasba, Dababosá nos enseñó tanto. El nos aconsejaba a todos los barí. Cuando volvía a la niña, la traía ya bien simpática, bonita, serena, cabello largo y con un cuerpo singular. Hoy día, en cambio, los barí que nacen aquí nacen un poco raros y otros nacen feos. Otros con algunos defectos. Si no hubieran matado a Dababosá, estaría hacién donos bien a todos. Pero lo mataron. Porque no les gustaba que se llevase a los niños para que creciesen a donde sale el sol. Hoy día vemos la cara de los demás un poco arrugada, sin cambierse su cuerpo. Antes, los barí eran simpático.;, cuando volvían de donde los había llevado Dababosá. El maestro Dababosá les enseñaba cada día. Los barí, en cambio, se disgustaban por ello. Les enseñaba cada día el modo de curarse a sí mismos. Pero los barí dijeron: «No es tamos aprendiendo y no estamos haciendo nada. Vamos a matarlo cuando intente irse en la tarde. Lo esperaremos por la mañana)>. El tigre vino por la mañana, mientras los han lo esperaban al atardecer. Otros lo esperaban por la mañana. Cuando llegó la maña nita, les dijo: «Qué esperáis?». Ellos le dijeron: «Nosotros no esta 401

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