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yo vivos de la piscina. Ahí los deja Anbatakmó en la piscina y revi ven. Basunchimba comieron, después de matar a Ñankú, «taichirokbá)>. Anbatakmó mató a terremoto en un estrecho, por donde se pone el sol. El muerto se sienta en tierra arriba y espera a los basunchimba. Lo llevan al «Barún Aschuá». (Repite variar; veces). Está habitado por puros basunchimba; todos basunchimba. Había mucha caza, pero caza para basunchimba. (Repite). Y jugaban con el tambor: «Pon, pon, pon)>. Salió corriendo tras el tambor, jugando y sudando cansados. To dos los basunchimba juegan solitos. Más allá de «Barún Aschúa». Cuando se muere, se juega con ellos. Cuando familiares necesitaban collares, iban a flechar a Ñankú dabaddó; el muerto decía a los bas!-nchimba: «Vamos a matar a Ñankú». Los que habían muerto primero le dijeron: «Tú te encargas de matar a Ñankú». Cuando le habían pegado cuando de pequeños con krikdá, podían a los Ñandú y lo mataban. Eran fuertes. Ñankú mataba a muchos basunchimba, que no les habían dado con krik dá. Las mujeres hacían flechas de todos los colores. Tenían arcos de todos los colores. Dormían en chinchorro como aquí. El hermano encima y la hermana abajo. Antes de morir, hay muchos chincho rros para acostarse. Lo llevan sus hermanos cuando mueren. Los fa miliares hembras hacían el chinchorro. «Por reírte mucho moriste», le bromeaban. Le engañó. «Por esto moriste, pdr reír mucho». Tenían una piscina y allí se bañaban todos. Antes de morir, uno decía: «Tengo dolor de cabeza, fiebre, etc.)). (Repite). Tal como lo había dicho Sabasba a Ñanbobikorái: morían así. Cuando muere uno, se sienta arriba y espera a que te recojan. Donde van muertos, ahí los esperan. Salen a recibirle los familiares y se lo llevan. No sabía qué camino seguir. Vienen y le llevan. «No sé qué camino seguir». «Espero)), decía el muerto. Allí lo recibe la hermana. Los papás le dicen: «Has muerto porque reías mucho, por eso vie nes aquí muerto». Cuando el hijo viene muerto, si mamá es buena, contesta; si es chismosa, no contesta, no contesta nada. La mamá chismosa no contesta a su hijo. Mamá pensaba que, por reírse bas tante, daviddú lo agarró: «No sé dónde voy a ir, desconozco el ca mino». Basunchimba le indica cuál es el camino que le debe guiar hasta el cielo: «Barún Aschuá». Allí tienen chinchorros y estaban pre parados para recibirle y que descansara. En el chinchorro se acostó. Arriba él, abajo su hermana. Las muchachas preparaban el chincho rro y lo guindaban. Cuando meneaba el chinchorro, pensaba en el viaje que había he cho y cómo estaba cansado. Y descansaba. Cuando vivía aquí, pen saba que no era así allí arriba, que era distinto. «Tú te reías mucho —dicen familiares— y por eso vienes aquí». La hermana le dice: «No tengo collares, ollas, cadenas». El herma no contesta: «Matemos a Ñankú y tendremos ollas, collares». La mu 385

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