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resante y ejemplar los valores de la comunidad, entendida como grupo esencialmente participativo, y la individualidad de la persona humana en toda su dignidad, desde su carácter funcional dentro de aquélla: temas de propiedad comunal, matrimonio, ejercicio de gobierno, etc. En su filoso/ja del mundo y de la vida, atizada por el fuego de su excelente espíritu observador, ha proyectado el modo de ser, tan carac terístico, de su raza. La religiosidad de la verdad, el alto sentido de hospitalidad y de comunitariedad, aprecio de la libertad y, sobre todo, el amor a lo suyo (su persona, su familia, su grupo comunal, su etnia, su selva, su vida...) hacen de este pueblo un mundo excepcional en el campo de la etnología. En su concepción de la vida, del valor de lo concreto, cada elemento —animado e inanimado—, por mínimo que aparezca, ocupa su propio puesto y desempeña su función específica dentro de un todo orgánico y con sentido, pero que no se deja fácil mente comprender. Su religiosidad, tal como se revela en la mitología, realiza en toda su cultura una función principalmente integradora. Sabasba, personaje preeminente en toda la tradición barí, la pervade toda. Desde sus orí genes hasta su situación escatológica (organizador del mundo-ambiente, civilizador, maestro, legislador, juez definitivo...) aparece como el Ser Supremo, con semejantes estructuras al de otros pueblos primitivos. Creemos, además, que su concepción religiosa, ínsita inseparable mente en la profana, aporta una novedad a nuestro mundo secularizado. Viven su religiosidad de forma «mundana»: sin manifestaciones exter nas cultuales, sin intermediarios... El barí, espontáneo y no ritualista, por naturaleza, revela en sus mitos la expresión de un culto secular particular. En él, la vida es esencialmente culto. Se celebra por sí mísma, sin necesidad de recurrir a otras transcendencias, más o menos evasivas. Su compromiso es con el mundo-ambiente, del que se sienten solidarios desde que Sabasba lo ordenó, lo formalizó y lo configuró en la forma actual. Todo él, con su misma etnia, es reconocido como don, regalo de Sabasba, con quien se relacionan mediante el reconoci miento sincero de gratitud y alabanza; pero sin otras expresiones ex ternas concretas cultuales... Como hemos podido constatar, la tradición batí nos presenta todo un mundo social y religioso, en cierto modo atrayente hoy día. Pero, ¿hasta dónde su concepción sociorrelígiosa se revela como autóctona? Particularmente, la visión religiosa, expresada en su mito logía, ¿puede considerarse, de verdad, original? ¿Hasta dónde no pue 312
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