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manera particular. Luego, ha pasado a utilizarse sin discriminación para designar a todos los indígenas que llevaban un peinado corto especial. Además de no ser término autóctono, debemos reconocer que, a a partir de la segunda mitad del siglo xx, ha creado una enorme confu sión respecto a su aplicación. Con este mismo nombre han sido calificados otros grupos indí genas de la Sierra de Períjá en sus dos vertientes de Colombia y Venezuela, pertenecientes a la familia caribe y tan distintos cultural- mente de los habitantes de las hoyas del Río Catatumbo, Río de Oro y Sardinata 8 8. Con el término motilón los primeros colonizadores se referían a los abo rígenes americanos, para designar a ciertos indígenas, ubicados en las márge nes de los ríos Catatumbo s Zulia, que se cortaban el pelo de forma llamativa, casi al rape. Y así fueron llamados durante siglos. No porque en los últimos tiempos conservasen aquellas costumbres! (cf. A. de ALcÁcER, El indio mo tilón..., 152). La confusión creada al haber aplicado el término genérico mo titón a los indígenas que viven a ambos lados de la Sierra de Perijá (Colom bia-Venezuela) ha sido nefasta para ci pueblo batí. Desde el punto de vista etnológico-antropológico ha significado confundir esquemas culturales tan dis tintos como el batí y el yukpa. El error proviene del siglo xix y particular mente de principios del XX. Al establecerse los misioneros capuchinos valen cianos en la Misión de Santa Marta (Colombia), se observa en las descripcio nes de misioneros y antropólogos afirmaciones completamente inexactas respecto a su forma de ser, costumbres, etc., aplicando a los llamados motilones de la Colonia formas de ser y eomportarsc exclusivamente yukpa. Así, en los infor mes que presenta Camilo de las, recogidos en Las Misiones Católicas de Co lombia. Labor de los Misioneros en el Caquetá y Putumayo, Magdalena y Au raca. Informes año 1918-1919, Bogotá 1919. En su Ctiarta Parte, titulada Mi sión de los Indios Motilones, se cita textualmente en varias páginas dicho in forme en el que se confunden constantemente nombres típicamente yukpa, ca rácter, vestido, costumbres, religión, bravura, etc., con los patrones culturales barí (155-178). Después del estudio sobre la cultura batí nos resulta incom prensible cómo han podido aplicarse a ésta elementos radicalmente diversos de la cultura yukpa, si no es porque, en realidad, hubiese ese desconocimiento tan elemental de los barí auténticos. Cf. en esta misma línea Camilo de InI, Curio sos datos etnográficos y expedición a la Sierra de tos Motilones, Bogotá 1919. Pero resulta todavía más sorprendente cómo B. de Carrocera, refiriéndose a dicho misionero, pueda escribir en 1972 lo siguiente: «redujo a los indios motilones de la parte colombiana y estuvo plenamente consagrado desde 1918 hasta su muerte» (B. de CARR0cERA, IBI, Camilo de, en Diccionario de Historia Ecle siástica de España II. 1114. Madrid 19721. Eugenio de VAIfNcI!\, en su Iii> tone de la Misión Guajira, Sierra Nevada y Motilones (Colombia) 1868-1924, Valencia 1924, nos habla de Usos y costumbres de tos indios motilones (e. III): casas, costumbres... con idéntica confusión (235-237). Igualmente Fr. Jesualdo de BAÑEits, Motilones, Ríohacha 1950. Sufren también esta confu sión etnólogos tan distinguidos como Bolinder, Teodoro de Booy, Reichel-Dol matoff, Jahn, etc. El estudio de G. REICHEL-DOLMATOfF, Los indios motilones. Etnografía y Lingüística, en PiEN. 2 (1945) 15-115, más 34 láminas precio sas sobre el tema, que suele citarse en este asunto, es preciso interpretarlo 29

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