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1.5.8. Una persona —no barí— convertida en “Uaiba” (monta ña con figura de hombre) Los mitos de transformación no cuestionan sólo la forma particular de ser de ciertos animales, sino también de la naturaleza bruta, inani mada, con tal que presente signos que causen extrañeza y asombro. También en los mitos barí se encuentran relatos que, intencionadamen te, pretenden explicar, fundar ciertos fenómenos extraños, acudiendo a los tiempos primordiales en los que se sitúan siempre aquéllos. Entre los distintos relatos, escogemos como muestra el siguiente. Nos lo rela tan de esta forma: «Cuentan los ancianos que, en tiempos antiguos, cierto día salió un barí de caza y se encontró con otra persona no batí, salida de las cenizas de la viejecita, que le preguntó: “Tú ¿eres sabroso?”. Y le mató dán dole con un hacha en la espalda. Se lo cargó en sus espaldas y se lo llevó para cocinarle. Otro día, vino al bohío barí. Se echó a dormir en el chinchorro. Entonces, la gente se enteró de que era el que había matado y comido al barí e intentó matarle a él. Cuando ya estaba dormi dito, le ataron con bejucos por el cuello, el cuerpo y las piernas. Los hombres comenzaron, después, a tirarle flechas, muchas flechas y a dar le con machetes... Pero todo esto se partía y se volvía contra ellos. Re botaban las flechas en el hombre aquel como si fuera una piedra muy dura. Por fin, se les ocurrió una idea feliz: fueron las mujeres a buscar mucho ají picante al monte. Y, cuando ya todo estaba preparado, hicie ron un gran fuego en el bohío, quemaron todo el ají y salieron todos del bohío, cerrando bien todas las puertas menos una. Entonces, aquel hombre comenzó a respirar profundo, muy profundo (nuestros narrado res imitan los respiros que hacía aquel hombre)... Después comenzó a toser con el ají, al poco tiempo, le entró como ansias de respirar hasta que se murió de axfisia. El bohío se quemó todito, junto con el hom bre, convertidos ambos en pura piedra. Los batí marcharon, entonces, todos de aquel lugar a construir otro bohío en otra parte. Y, desde en tonces, el bohío aquel, junto con el hombre, se convirtió en “Uaiba”, en montaña con rocas puntiagudas y de forma muy particular» . El relato puede considerarse como uno de los más bellos de su mitología y más propio para analizar el sentido y la estructura feno 228. A. de VILLAMAÑÁN, a. c., 15-16, presenta este relato con algunos de talles que no cambian en nada la intencionalidad del mismo. Entre los alimen tos que señala como propios: miel y frutas (15). 247

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