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1.3.3. La luna (“Chibáig”) La luna ha tenido con frecuencia una influencia enorme en la expe riencia religiosa de los pueblos primitivos y ha sido considerada siem pre como un personaje con quien el hombre se relaciona en sus aven turas nocturnas. También la mitología barí ha acudido a ella para situarla con sentido dentro de su mundo cultural y vivencial. La luna, según los relatos mitológicos barí, es una mujer, llamada «Chibáig», perteneciente a ios primeros barí —Saímadoyi—. Al principio, andaba siempre desnuda y caminaba por la noche. Era tremendamente fría. Vivía con dos hom bres que la seguían constantemente, pero sin poder cohabitar con ella, debido a su frigidez. Sabasba notó cómo los barí sufrían no teniendo claridad por la noche, y, conociendo las características de esta mujer, le señaló una función comunitaria: iluminar por la noche, para suplir la luz del sol, paseándose por el cielo. Desde entonces, la luna habita sola, sin familia. Lleva collares y es lo que, a veces, enseña, cuando apreciamos en ella unas manchas o lunares. Cuando aparece todita entera, es debido a que, o se ha puesto su sombrero amplio, como el sol, o está fuera de regla, como mujer que es. Cuando aparece chiquita, es porque se pone el sombrero chiquito o está en regla. Hace el recorrido que Sabasba le indicó: desde el atardecer, saliendo por donde sale el sol, hasta la mañanita, que se retira a descansar por donde se oculta el sol, dando su paseo por debajo de la tierra. Hay días que termina muy fatigada y, entonces, descansa profundamente. Es por lo que, a veces, los barí no la ven dando su paseo acostumbrado 2o8 1.3.4. Las estrellas (“Totubí”) Sobre el origen de las estrellas la mitología barí ofrece distintas tradiciones. Según unos se originan así: Un día cayeron de un árbol las frutas llamadas «Aragtóbá» (frutas de la palmera coroso); de ellas nacieron las luciérnagas. Sabasba las recogió y las fue colocando 208. Sobre la luna como origen de experiencias religiosas del más distinto orden, puede consultarse con mucha utilidad M. ELIADE, Tratado de Historia de tas Religiones 1, Madrid 1974, 188-221. Más tarde analizaremos los mitos de ascensión tal como nos relatan los antiguos. 225

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