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Pero junto a las piñas amarillas, existían otras moradas. Tambíén, a veces, Sabasba trataba de abrir éstas para alimentrse. Pero resultaba que, en tales casos, salían otras personas, con algunas características distintas a los barí. Eran los «Ichigbarí». También ellos surgían en familia. Pero algo distintos a los que salían de las pifias amarillas. Se ríen de otra forma a la de los otros barí y, al hablar, voltean la cabeza. También a éstos les señaló Sabasba dónde debían habitar, su sitio geográfico dentro de la tierra ya ordenada y dándoles algunos consejos para comportarse en relación a los barí salidos de la piña ama rilla: «Viviréis en el monte, fabricaréis vuestros conucos en lo más alto de la copa de los árboles y no os juntaréis con los barí». Recibido este encargo, marcharon con la boca cerrada para no hablar y no oler a los barí. Desde entonces, los Ichigbarí viven en el monte, y sus conucos los hacen en la copa de los árboles, entre las nubes y la tierra llanita. De noche se acercan a ios bohíos y acechan a los barí para inocularles el veneno que tienen, y producírles enfermedades, como personas surgidas de las pifias moradas que Sabasba abría para comer. Los barí deben cuidarse de unirse a ellos. Así lo indicó Sabaséba; lo que explica y funda, a la vez, por qué los barí nunca se han juntado ni les han tenido simpatía a estas personas que habitan en los montes y tienen sus conucos en lo más alto de los árboles... 203 Por último, dentro de este marco mitológico, la tradición barí sitúa a los «Taibabióyí». Al mismo tiempo que Sabasba iba abriendo piñas amarillas, de donde salían los barí y piñas moradas, de las que salían los Ichigbarí, con cierta frecuencia encontraba otras piñas po dridas. De ellas salieron estas personas. También Sabasba les indicó el lugar donde deberían vivir y la misión que deberían desempeñar. Los ríos y las lagunas serían su habitat. Allí viven, siempre metidos en el agua. Tienen también sus propios conucos donde cultivan yuca, plátanos, etc. Su casa comunal se encuentra en lo más profundo del agua. Allí descansan, cocinan y viven. Antes, llevaban guayuco, como los barí. Se pintan toditos de rojo. Su relación con los barí es nega tiva. Cuando los barí van a pescar o a bañarse, tratan de agarrarlos 203. Sobre los Ichígbarí existen distintas tradiciones que se aprecian en los distintos grupos de nuestros informadores. Por lo que respecta a su origen, hay una tradición, distinta a la expuesta, que los hace provenir de las cenizas de la viejecita («Sibabió»). Afirman esto, entre otros, Kairo. Consideramos es ta tradición menos fundada, proveniente, quizás, de la obsesión por no hacerles «barí» (en sentido estricto —del grupo étnico «barí»—). Estos personajes mi tológicos viven durante la noche; durante el día, descansan. 220

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