BCCCAP00000000000000000000223

de origen del mundo, del hombre y de los fenómenos de la naturaleza más llamativos como elementos constitutivos de sus culturas respecti vas. Todo ello en afán de respuestas a interrogantes que surgen con naturalmente en su vivir cotidiano ante estos tres temas fundamentales, y de donde emerge el resto de situaciones desencadenantes de toda posible experiencia religiosa. 1.1. Mundo La concepción primordial del cosmos aparece en la mitología barí con los rasgos generales de las concepciones del resto de los pueblos primitivos que conocemos por la Historia de las Religiones. Lo que de verdad preocupa al pueblo barí, tal como se presenta en sus relatos míticos, no es el problema de la creación del mundo como viene expre sado y tratado en el pensamiento filosófico, sino el de su organización. La mitología barí no pretende responder con sistema filosófico creacio nista alguno —creación «ex nihilo»—, consideración que ni siquiera pasa por su mente, sino a un mundo que considera ya dado y sobre cuyo origen definitivo no se pregunta. Con ello busca un modelo de transformación y de reactivación de un mundo material, que concibe como preexistente, para fundamentarlo en su situación actual y revivir aquellos momentos fundacionales. El barí experimenta vitalmente la ordenación del mundo y las in terrelaciones entre los distintos seres que en él habitan, orientando su preocupación hacia la búsqueda de orientación: cómo vivir con sentido dentro de este orden en el que se encuentra ahora situado. Y busca un lenguaje mítico para expresar en él su vivencia de la experiencia mundana desfundada... Tal como nos muestran sus relatos, la tierra se encontraba, en un principio, sin orden, sin distinción, sin pobladores, sin luz... Y esta verdad la traducen en una frase muy significativa, que coincide con las expresiones de los mitos cosmogónicos de otras culturas primitivas: «Al principio, todo estaba oscurito». Todos los relatos recogidos en cintas magnetofónicas y confirmados en diálogo con nuestros informa dores apuntan a esta situación de falta de fundamentación primitiva: «Al principio, nos relatan, no existía luz, ni agua, ni sol, ni estrellas... Todo era oscurito». Tampoco existían los bienes culturales: «Tampoco existía pescado, comida, fuego, agua, ni bohío, ni gente alguna...». La tierra no estaba configurada como ahora: «Todo era monte, sin 214

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz