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abanico de formas tan ricas y tan variadas, como nos atestigua la misma Historia de las Religiones. Lo subrayamos por creerlo de sumo interés en nuestro acercamiento intelectual al fenómeno religioso barí. Pre tender interpretar éste desde unas categorías occidentales, o en pers pectivas de una tradición teológica determinada —cristiana—, sería no respetar esta particularidad de toda experiencia religiosa. En los tratados sobre la religión es ya notoria y proverbial la cuestión en torno a una posible definición de dicho término que satis faga a todos los autores. No pretendemos en nuestro trabajo perdernos en estas discusiones. Es por lo que urgimos desde ahora una llamada a las ciencias antropológicas, particularmente a la Fenomenología del hecho religioso. Al abordar en nuestro trabajo de campo el estudio del fenómeno religioso del pueblo barí, nos situamos en esta perspectiva descriptiva, aceptándola como punto de referencia elemental que nos irá guiando a lo largo de nuestra investigación. Será la forma de per manecer fieles a la estructura significativa de los diferentes fenómenos religiosos que pueden revelársenos en 1a cultura barí. Y evitaremos, así, forzar intenciones y aplicar cánones de hermenéutica, propios de nuestra civilización occidental, particularmente cristiana, tan frecuentes en éstos o parecidos estudios . 186. Para analizar más detenidamente el mundo irreductible de la expe riencia religiosa y sus respectivas configuraciones, pueden consultarse R. GuAR DINI, Religión y Revelación, Madrid 19642; VARIos, El riesgo de la experiencia religiosa, Madrid 196$. Para una mejor situación y ampliación del tema sobre el significado del término «religión», cf. W. DupRe, ¿Qué es religión?, en VA nios, El futuro de la religión, Salamanca 1955, 12-26; C. CAsTRo CUBELL5) Sentidos de la palabra religión, en VARIos, Histoihia de tas Religiones —Con ferencias—, Madrid 1970, 15-38; J. GÓMEz CAfEARENA - J. MARTÍN VELASCO, Filosofía de la religión, Madrid 1973, 44 ss. En nuestro trabajo tendremos en cuenta los estudios clásicos sobre el fenómeno religioso, analizados por la fe nomenología desde distintas perspectivas, sobre todo los de R. OTTO, Lo Santo, Madrid 19682; G. van der LEEuw, Fe’omenología de la religión, México-Bue nos Aires 1964; M. ELLDE, Lo sagrado y lo profano, Madrid 19732. Un aná lisis serio y crítico de las posturas de estos tres autores, analizando el ámbito en que se inscriben los fenómenos religiosos, puede verse en J. GÓMEz CAFFA RENA - J. MARTÍN VELAsco, o. c., 73-124. La aplicación de cánones occidentales, particularmente cristianos, en el es tudio de las culturas primitivas, ha sido frecuente. Sobre todo en el acerca miento comprensivo al fenómeno religioso de pueblos indígenas, por parte de misioneros. En esta misma línea se mueve B. de CARR0cERA, en Labor indige nista, cultural y lingüística de tos misioneros capuchinos en Venezuela, en Mont. 2 (1973) 729-766. En la parte titulada La religión “irrespetada” (735-739), al pretender salir al paso de ciertas acusaciones de los que él califica «nuevos apóstoles del Indigenismo» (731) contra la labor realizada por los misioneros, tanto antiguos como actuales, afirma la «inexistencia» de la «religión nativa», 194

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