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(cf. Cantos 1 y 11). Predominan ciertos motivos interválicos como el de la cuarta as-cend-ente seguida de una tercera menor y segunda mayor descendentes. 3a Estructuración monódica de las melodías. Falta ese sentido armóni co, que es el que determina nuestras modalidades mayores menores. No se aprecian formas polifónicas típicas en otras culturas indíge nas como el organum o el fabordón. Ausencia total de cromatismos y modulaciones. 4 Estructuración silábica de las melodías. A cada nota del texto corresponde una nota de la música. Ausencia de adornos, floreos y otras excursiones vocales. El texto, en el que juega un papel impor tante la improvisación, determina la línea melódica. a La mayoría de los cantos se mueven en un estilo de recitativo textual que desemboca en un sonido alto y sostenido sobre la sílaba e obscura, que sirve de eje melódico y que es alcanzado normalmen te por salto de cuarta como fórmula fija repetitiva en todos los arranques. RITMO 1. Las melodías muestran una línea rítmica muy libre, de estilo declamatorio, en la que aparecen a veces tendencias binarias. Como es el texto el que determina la marcha de la melodía es difícil hacer una fijación absoluta de estos cantos en nuestro sistema mensural. 2. Llama la atención la ausencia de «acompañamiento rítmico» ins trumental (sobre todo de percusión, acompañamiento éste tan peculiar en otras culturas indígenas musicales) como también la ausencia de toda manifestación rítmica coral o comunitaria (gol pe con los pies, palmadas, etc.). Esto ha repercutido sin duda en el poco desarrollo rítmico que muestran los cantos. Estos son expresión bastante individualizada. El reparto vocal queda reducido como máximo a cuatro personas y siempre cantan al ternando. El reparto en los cantos analizados muestra esta dis distribución: — Una sola persona: Cantos 1, 7, 2, 11. — Dos personas alternando: - dos mujeres: Canto 9, - dos hombres: Canto 5 y 4, 188
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