BCCCAP00000000000000000000223

brea que actuaba de pinzas depiladoras («Machibaké»). Las mujeres depilaban a los maridos y a los niños. Existían diversas formas de rea lizarlo. La más común era la de tumbarse en esterillas dentro del bohío o en el simple terreno en el monte. La depilación, como puede figurarse, producía dolor, al que ya se habían acostumbrado. Las motivaciones que aportan nuestros informadores para justificar esta costumbre era que «así estaban toditos blancos» 145• Las mujeres solían pintarse también en su tatuaje con tintas de distintos colores, haciéndose rayas longitudinales en forma de X. Las extraían de un árbol llamado «Doái», con fines estéticos y terapéuticos (para defenderse del sol). No parece encontrarse motivo mágico alguno. Las tintas con las que se pintaban los brazos, el tórax y abdómen mo usaban pinturas en la cara, a no ser los niños(as)! ), se llamaban, según los distintos colores, «Mamay6gba» (fruto tropical de pepa con cuya tinta se tatuaban antiguamente), «Bakkó» (pintura negra) y «Tuk dá» (achote). Al acto de píntarse lo llamaban «Guibagddú». Como adornos, tanto los hombres como las mujeres y niños, em pleaban collares, de los más variados, perforados y atravesados por hilos sencillos. Las mujeres y los niños por motivos estéticos y mágicos, mientras los hombres los utilizaban con sentido mágico, como estimu lantes en sus tareas correspondientes a las funciones que tenían seña ladas. Entre los objetos que servían para este adorno sobresalían: — collares de pepas silvestres — dientes de animales: mono, tigrito — huesecitos de guacamayo, loro picos, plumas y colas de tucán, pájaro carpintero, ardita — pezuñitas y uñas de animales: marimonda, tigrito, monos, bá quiro — gusano de seda (Kassóso), etc. — trocitos de algodón en las niñas... Los motivos de esta costumbre podrían ser estéticos (mujeres y 145. Como prueba del recato del batí por lo que considera «sus tradicio nes», sobre todo cuando son mís íntimas, podemos testificar que, después de interesarnos por este asunto duranTe todo el tiempo de nuestra permanencia entre ellos, sólo lograrnos clarificarlo el día antes de nuestra salida definitiva. Efectivamente, se depilaban no sólo las cejas y pestañas, sino «todito». Hacen indicaciones para confesar que tambitn se depilaban las partes del cuerpo que llevaban ocultas con el Tarikhá y la Dukdúra. 139

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz