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espontáneos del medio ambiente y utilizarlos para sus necesidades in mediatas. La cultura barí es protomorf a, no especializada. De ahí que su economía esté basada en la caza, la pesca y en una rudimentaria agricultura, cuyas técnicas se van repitiendo con los modos ancestrales, tal como las recibieron de los Saimadoyi, sin espí ritu creador alguno. Cuando a un barí se le pregunta, por ejemplo, por qué pescan, cazan, etc..., determinada manera, la respuesta es siem pre la misma: «Así lo enseñó Sabasba a los Saimadoyi, para que da la misma forma lo hiciéramos siempre los barí». Con ello pretenden fundar hoy, aiin inconscientemente tal vez, un sistema precario de economía y darse razones de su plena satisfacción en su modo actual de vivir. El sistema de intercambio, propio de sociedades más desarrolladas, no existía entre ellos. En el sistema socioeconómico barí no hay acumu lación de riqueza, ni permite excedentes de producci6n. El comercio queda yugulado, por tanto, desde el momento en que no se produce más de lo que se consume. No existe entre ellos comercio mudo, o de trueque, ni monetario. Los alimentos no son susceptibles de cambio para ellos. Tampoco se da el fenómeno de venta de superproducción; ni la posesión de determinados productos se adscribe a jefes en virtud de su linaje, fomentando la existencia de clases sociales hereditarias, como acontece en otras tribus primitivas. El poder adquisitivo de los bienes fue ignorado durante siglos por ellos. El barí se siente, ante todo, libre, sin pretensiones de acumulación, que condicionaría su vida en la selva. Organizar de otra forma su vida, sería cercenar ese atributo al que supedita cualquier cosa, y que su misma situación seminómada se lo propiciaba e imponía 125 125. En la situación actual de aculturación en la que se pretende vayan acercándose paulatinamente a nuevos sistemas económicos para responder a las nuevas exigencias, el barí se resiente aún de su tradición milenaria. Experimenta serias dificultades de acomo dación al sistema de acumulación de bienes y de intercambio con la civilización. En este proceso de aculturación, la organización económica barí es una de las áreas que han sufri do mayor transformación, en el sentido de «ampliación». Pero, por lo que respecta a la Comunidad de Bokshí, hemos podido apreciar el intento de no variar sus patrones cultu rales de relación con el medio ambiente, el uso de la tierra y la distribución del trabajo. Lógicamente, han adquirido nuevas tecnologías y ampliado las fuentes de reproducción agropecuarias. La incidencia de estas innovaciones ha dependido mucho del grado de con cientización de cada Comunidad. En Bokshí se mantiene el equilibrio tradicional entre trabajo y paridad social. En Saimadoyi, en cambio, no se observa con claridad este equili brio social. Situación, en gran parte, provocada por el matiz desarrollista de los progra mas estatales, que olvidan, a veces, las características propias de las distintas etnias. Para este tema, puede verse la bibliografía indicada en nota 2$ y A. de VILLAMAÑÁN, 123

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