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Tal como aparece en los relatos barí, los yukpa son siempre co- bardes. Desde lejos, los barí sienten los «tuc, tuc, tuc» de su corazón, que tiene miedo cuando salen a pelear o cuando caminan por la selva cerquita del territorio barí, a quienes temen como a sus mayores ene migos. Aún más, cuando eran atacados por los barí, emprendían la fuga rápidamente, abandonando todo cuanto traían con ellos y les im pedía correr: flechas, comida y hasta los mismos niñitos. Los barí, en cambio, se mostraban valientes y se defendían siempre como podían... 123 2. ORGANIzAcIÓN SOCIOECONÓMICA Cuanto más primitiva y menos desarrollada es una civilización, tanto más se presenta en estricta dependencia del medio ambiente natural y más se hace notar en ella el sistema económico vigente. Este supedita, en gran medida, el modo de vivir de un pueblo y de sus instituciones sociales, a la vez que éstos hacen sentir su influjo en aquél. La economía asegura la vida del hombre mediante la obtención de alimentos, del vestido y la elaboración de los bienes culturales mate riales para hacer frente a las necesidades más urgentes de un pueblo. El pueblo barí aparece en su organización socioeconómica en fuerte te segr2n la tiudición de tos yucpas del Aponcito, en Ven.Mis. 31 (1969) 266- 267. 298-299. En el análisis de la estructura significativa de estos relatos barí apreciamos una constante confusión de planos. En ellos se relatan algunos acontecimientos relativamente recientes que se van añadiendo a la tradición antigua, como si se tratase de hechos que justificasen y fundasen «desde los orígenes» situaciones actuales del grupo. Esta pérdida de referencias al tiempo determinado es tí pica en estos relatos y debe ser tenida en cuenta a la hora de interpretarlos con rigor crítico. Para el tema de contactos barí con blancos y yukpa, cf. A. de VILLAMAÑÁN, Recuerdos de antiguos contactos de tos barí con otras gentes: Los españoles y los yucpas, en Ven.Mis. 32 (1970) 14-15. 123. De hecho, en Saimadoyi se encuentran familiares de niños(as) yukpa abandonados por sus papás y su grupo en dichas peleas, que fueron recogidos por los barí y educados por ellos. Testimonio vivo fue la mamá de Emiliano Ukshurí, abuelita de Pedro Kamachingái (cf. A. de VILLAMAÑÁN, Misión y an tropología. Recuerdos de antiguos contactos de tos bari con otras gentes: Los españoles y tos yucpas, en Ven.Mis. 32 (1970) 15). Prueba fehaciente de que el barí no es, en realidad, como la leyenda negra lo ha decantado. En dicha p. se encuentra una fotografía que ayala esta afirmación: Ukshurí con parte de su familia. Todo esto nos hace considerar injusta la afirmación de Alcácer de que «los motilones roban mujeres y niños mestizos aún hoy» (El indio moti lón..., 48). 121
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