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que se hallan dispuestos a defender de fofma implacable. Cuando se sentían atacados, respondían con tenacidad y perspicacia con objeto de defenderse y vengarse de las injusticias que se cometían contra ellos. Sus enfrentamientos se efectuaban en dos frentes principales: blan cos y yukpa. Los primeros —«Dabaddó» o «Abirú Dabaddó» (blancos)— apare cen en los más antiguos relatos y mitos barí como los principales y constantes usurpadores de sus territorios. En tales tradiciones se les presenta con caracteres particulares —verdaderas pinceladas psicológi cas nacidas de la observación—. Por lo que se refiere a los medios de combate, se les pinta siempre superiores: Admiran sus embarcaciones, animales, escopetas, vestimenta... Los batí, en cambio, tenían que de fenderse con técnicas primitivas de clásica guerrilla y emboscadas bien preparadas, con la única ventaja del mejor conocimiento del terreno y de la mejor preparación natural para resistir las inclemencias climato lógicas de la selva tropical. Estas emboscadas las organizaba y dirigía el Ñatubái o jefe del gru po comunal que más se sentía afectado por los ataques de sus enemigos. En ellas participaban todos los otros grupos comunales del terri torio. La noticia corría de forma rápida, tan propia de estos indí genas. Se reclutaba a todos los varones mayores —que llevaban ya el «Tarikbá» (guayuco) y se consideraban valientes (¡a quienes el corazón no les hacía «tuc, tuc, tuc»! , síntoma de miedo y cobardía, como con fiesan nuestros informadores)—. Les acompañaban también las mujeres, pero quedándose lejos. Se encargaban de preparar la comida durante el tiempo que duraba la pelea. Las armas que empleaban eran las que su cultura les permitía: el arco, las flechas (de macana o palma negra y muy resistentes) y, posteriormente, las flechas de hierro y el machete. Estas guerras de guerrillas nos son conocidas ya desde los tiempos de la Conquista 120, Actuaban con verdadera picardía, conociendo per fectamente el terreno que pisaban, defendiéndose y atacando en el pre ciso momento, preparado con toda exactitud, principalmente por la 120. Cf. A. de ALcÁcER, o. c., 80 ss. Para el examen de la leyenda sobre el carácter guerrero de los barí y luchas tenidas para defender su territorio, pueden verse las notas 8. 24. 23. 32. 44 de este mismo trabajo de campo. Los misioneros que contactaron con ellos en 1960 por tierra atestiguan que nunca vieron a los barí quienes, según información de éstos, les fueron siguiendo y acechando en sus reacciones desde que entraron en territorio barí hasta llegar l primer bohío. 118

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