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lingüísticas y territoriales comunes por las que ellos se reconocen como distintos de los demás pueblos. Tanto en la documentación antigua sobre los batí como en su historia reciente se constata de continuo esa armonía mutua. Sólo se conoce un Documento antiguo en el que nos habla de sus mutuas rivalidades y, precisamente, por causa de sus parcialidades territo riales 117 Cada grupo comunal ocupaba un territorio determinado, apropiado para situar, ademts de la casa comunal, sus respectivos conucos, para dedicarse a la pesca y caza... con libertad, que era fielmente respetado por los otros grupos con naturalidad. Cada grupo, con su casa y terri torio comunales, se mantenía independiente de los otros grupos barí vecinos. Cada grupo hacía su propia vida sin preocuparse indebidamen te de sus vecinos 118 A pesar de esta particular independencia, los distintos grupos comu nales se relacionaban entre sí en ciertas ocasiones y por motivos espe ciales. Cuando se iniciaba la construcción de un bohío se invitaba a otros vecinos para que les ayudasen, con el fin de terminarlo lo antes posible, si urgía. El día de la inauguración de aquél era considerado 117. Se trata de un Documento del Archivo General de Indias, Sevilla, Audiencia General, leg. 338 y recogido por A. de ALcÁcrzt, Ls lrnrí..., 24-25. Dice textualmente: «se mantienen por lo común en muchas hostilidades y a veces se matan unos a otros sin otro motivo que el de ser de distinta parcia lidad». Nos resulta llamativo, por ser el único Documento que se refiere a este carácter de mutua rivalidad, tan extraño a las tradiciones y mitos barí y al resto de documentación histórica sobre este pueblo, como venimos apreciando a lo largo de este trabajo y pudimos constatar al hacer referencia a las cua lidades psicosociales de este grupo étnico. ¿No podría tratarse, en tal Docu mento, de otro grupo étnico no propiamente barí? Resultaría interesante un estudio detenido y crítico de dicho Documento en franca oposición a la tradi ción harí y al Diario de Guillén, en el que afirma: «Es entre esta Nación in disoluble instituto la paz y la conformidad entre sí y el herirse o quitarse las vidas unos a otros, lo estiman por crimen delito» (o. c., 276). 118. Quizá esta forma particular de ser del pueblo barí pudo haber ori ginado interpretaciones no correctas, atribuyéndole un excesivo individualismo y despreocupación desconsiderada respecto a todo lo que no sea su propia fa milia o grupo (cf. A. de ALcÁcmt, o. c., 67). Nada más extraño a su forma de ser. Se trata, más bien, de ser fieles a la norma de respeto a los demás, tan típica de este pueblo. Creemos que R. Jaulin ha recogido en esta ocasión con exactitud el motivo de tal comportamiento: «Tanto entre los individuos de un mismo grupo como entre los grupos diversos la regla consiste en no pesar de masiado sobre el otro. El deseo de compatibilidad, el temor a las ingerencias abusivas —y la cólera fría a la que esas ingerencias pueden llevar— son ras gos específicos de los habitantes del Amazonas» (La paz blanca..., 30). El res peto a lo «del otro» (conuco, utensilios...) aún hoy día es algo que llama la atención de los visitantes. 115
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