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1.2.4. Intergrupos barí En la actualidad el barí tiene una conciencia clara de formar parte de un grupo étnico especial. Lo que le lleva, a veces, a exaltar sus valores sobre los otros grupos étnicos por ellos conocidos. Esta particu laridad se encuentra ya fuertemente arraigada en sus mitos y tradiciones. El reconocimiento común de su diferencia radical de las otras etnias se observa ya en el mito de los orígenes, tal como nos lo nafran sus ancianos. El pueblo barí, como más adelante examinaremos con más detalle, cree tener un origen muy distinto al de los otros pueblos. Los yukpa, guajiros, blancos... proceden de las cenizas de «Sibabió», una viejecita despreciable en la tradición barí por su conducta antropófaga condenable. Ellos, en cambio, y lo recalcan con fuerza, proceden de una de las frutas más bellas y apetitosas de la selva tropical: la piña («Nangadú»). Y, además, resaltan el hecho de que fuera Sabasba quien par tiera la piña. La misma tradición atestigua que Sabasiba impuso a los barí el precepto de no casafse con personas que no perteneciesen a su propio grupo étnico. Este sentir milenario era la forma mejor de que el pueblo barí tomase conciencia de sus propios valores y la exigencia de lealtad a sus tradiciones 116 Su etnia está integrada por una forma particular de ser, pensar, vivir y un ambiente geográfico concreto que les pertenece como grupo. Todos los grupos comunales, residan en la zona venezolana o colombia na, se consideran parte de esa otra realidad más amplia que la integran. Dentro de esta concepción unitaria colectiva existe, también, en el pueblo barí una conciencia clara de su mutua independencia. Sus rela ciones intergrupos se regían por el principio, varias veces anotado a lo largo de nuestro trabajo, de armonía e independencia, conciencia de formar un grupo, pero con una política de no ingerencia entre los distintos grupos comunales. Estos grupos o parcialidades son conscientes de integrar ese gran pueblo barí con sus mitos, tradiciones, características psicobiológicas, 116. Actualmente se encuentra ya algún matrimonio entre barí-yukpa. No obstante, el grupo barí no es partidario de estas sítuaciones. Aducen, constan temente, las tradiciones batí y el precepto de Sabaséba. Pero creemos que las motivaciones profundas deben buscarse, más bien, en la forma de ser y de interpretar la vida que, siendo tan distintas, suponen serias dificultades para convivir en matrimonio. El fundar experiencias milenarias en «algo sagrado», como es el precepto de Sabaséba a los Saimadoyi, supone asegurar ese indivi dualismo étnico, tan característico y tan arraigado en este pueblo. 114
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