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Alvarez— fue elfuturo de tos barí como barí, llegando a atribuir sus sufrimientos personales como una consecuencia de los problemas que afronta hoy su comunidad. Sus conversaciones con el misionero siempre incluían sabias observaciones para que orientase a la juventud barí según la normativa tradicional del grupo. «Ahora te toca enseñar a ti», fue uno de los últimos mensajes recibidos. Hasta que la enfermedad le obligó a reposar, recorría cada mañana tos fogones de los barí ense ñando, amonestando o provocando con sus cantos la alegría del grupo. Su muerte llenó de tristeza a todo el grupo barí. Otra biblioteca viva —no escrita— se nos ha ido. Espero haber recogido en esta edición lo fundamental de sus enseñanzas... - Adolfo Akairagdóuchimbd (mayor del grupo), con sus mujeres y familia, cerca del bohío «Otazkdi» —abril de 1963—. El mejor informador en mis distintos viajes. Murió en Saimadoyi el 19 de mayo de 1988. También él ha contribuido a «corregir y aumentar» esta nueva edición de mi libro. Reconocido por todo el grupo barí como el «Sag’dóu» por excelencia: el «sabio» o maestro de la etnia. Durante su convalecencia, su única preocupación —me indica Gregorio

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