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70 DIONISIO CASTILLO CABALLERO «Este mojigote de madera es Júpiter, dios de la muerte y de las moscas» (p. 21 [101]). frente a esta consideración supersticiosa de la religión, Sartre presenta a Orestes como prototipo de otro «hombre nuevo», «ilustrado», que no necesita de órdenes, ni de funda mentación de la justicia fuera de sí mismo, ni de dioses. Es el prototipo del hombre en libertad y de la aceptación de sí mis mo. Encarna el ideal de hombre de «nueva cultura» en la que ha sido adoctrinado por su preceptor. El Pedagogo le ha ofre cido, al principio de Las moscas, las líneas maestras de dicha filosofía: «Dónde dejáis la cultura, señor? Vuestra cultura os pertene ce, y os la he compuesto con amor, como un ramillete, ajustan do los frutos de mi sabiduría y los tesoros de mi experiencia. ¿No os hice leer temprano todos los libros, para familiarizaros con la diversidad de las opiniones humanas, y recorrer cien Estados, demostrándoos en cada circunstancia cuán variables son las costumbres de los hombres? Ahora sois joven, rico y hermoso, prudente como un anciano, libre de todas las serví dumbres y de todas creencias, sin familia, sin patria, sin reli gión, sin oficio, libre de todos los compromisos y sabedor de que no hay que comprometerse nunca; en fin, un hombre su perior, capaz además de enseñar filosofía o arquitectura en una gran ciudad universitaria, ¡y os quejáis!» (p. 17 [95]). El Pedagogo califica esta filosofía de «escepticismo sonrien te...: sólo hay hombres, y ya es bastante» (p. 16 [93]). La cultura de «la libertad de espíritu» (p. 16 [94]), tal como el preceptor la define. Sartre presenta a su personaje central como prototipo de esta nueva cultura, de la nueva filosofía, a excepción de un detalle significativo: el del compromiso.

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