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60 DIONISIO CASTILLO CABALLERO Lleva por título «Le regard» —la mirada— y, a través de su análisis, va a estudiar la relación del «yo» con el «otro» (pp. 328-383 [310-364]). ¿Cómo se realizan las relaciones intersubjetívas? ¿Entre los «seres-para-sí»?... Subrayamos algunos de los puntos principales de este aná lisis que nos interesan para el argumento de nuestro estudio. ¿Qué es lo que produce en nosotros la mirada del oro? Sartre no duda en afirmar con radicalidad: «Vergüenza». Es un hecho psicológico universal en nuestras relaciones ínterper sonales. Sartre se refiere a ella como una experiencia vivida —Erlebnis—. Un modo de conciencia, profundamente inten cional: se siente vergüenza de alguien: «Siento vergüenza de mí tal como aparezco ante otro. Yo me avergüenzo de mí ante otro» (p. 370 [350]). El «ser mirado» nos hace sentirnos existentes. Pero, tam bién, nos convierte en objetos de la mirada de otros. Nos des cubrimos como «siendo para otros»: «somos-para-otros»... La mirada nos pone en camino de nuestro ser-para-otro y nos revela la existencia indudable del prójimo, para el cual somos. Por él ganamos objetividad. Una conciencia solitaria es incon cebible. Tenemos la conciencia —experiencia originaria y vi vencial— de que el otro me mira. «Soy-para-otro». Y esto es lo que produce «vergüenza»... En virtud de la mirada del otro, soy objeto para otra conciencia. Por consiguiente, la mirada del otro lleva un doble signifi cado: positivo: me descubro existente por el otro... Y otro negativo: me descubro siendo «objeto de la conciencia ajena». En esta circunstancia, se me fija, se me limita en mis pro pias posibilidades. El otro se me presenta como permanente

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