BCCCAP00000000000000000000222

50 DIONISIO CASTILLO CABALLERO Pero Orestes reconoce la novedad de su mensaje, incluso para los suyos. No obstante, supera esa concepción «religio sa» y se sitúa en la comprensión propiamente humana de su existencia: reconocerse sencillamente «libre», esencialmente «libre»... Esta afirmación no debe interpretarse en sentido psicológi co o social: negación de dependencia psicológica o social de la persona. No. Es más profunda. Tras estas palabras duras con tra Júpiter y su misma hermana, es preciso descubrir una afir mación surgida de su concepción ontológica, tal como se con- figura en su Ontología fenomenológica, a la que nos hemos referido anteriormente. Sartre plasma en la respuesta de Orestes la definición mis ma de lo que entiende por hombre, por persona: ser constituti vamente, «texturalmente» libre. En este sentido es preciso en tender, también, las palabras de Júpiter contra Orestes: «Tu libertad sólo es una sarna que te pica, sólo es un exilio», y que Orestes reconoce como verdad (p. 72 [182]). En esta misma línea, Orestes rechaza volver bajo la ley de Júpiter. Ser libre, inventar su propio camino es la propia con dición humana: «Estoy condenado a no tener otra ley que la mía» (p. 73 E 182]). Admitir a Dios sería ir contra el poder creador de valores de nuestra propia libertad. Si Dios existiera, no habría conta do con nosotros. Nos habría propuesto «un plan» bien defini do, un objetivo esencial a realizar en conformidad con la esen cia de nuestra naturaleza humana. Dentro de este marco, se desenvuelven las motivaciones que aporta Júpiter, al exigir la aceptación de las consecuencias de creación por parte de Orestes, su creatura, su «hechura»:

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz