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LAS MOSCAS 47 tencia?». Entender al hombre en lo que tiene —es— de más radical, en su «ser-libre» desde estas categorías, sería no enten der su «contextura». Ser hombre y ser libre es una misma cosa. De ahí que, en Sartre, la existencia preceda a la esencia y la condicione. Uno de los centros de interés de mayor rele vancia en su pensamiento: «Decir que el para-sí tiene que ser lo que es, decir que es lo que no es no siendo lo que es, decir que en él la existencia precede y condiciona la esencia, o inversamente, según la fór mula de Hegel, que para él “Wessen ist was gewesen íst”, es decir, una sola y misma cosa, a saber: el hombre es libre» (p. 544 [515]). Lo que hace entender al hombre como «proyecto». Sartre define al hombre como puro proyecto, como una constante tendencia del «ser-para-sí» al deseo de «ser-en-sí» (cfr. para este tema pp. 688-689, [651-654])... Como ser libre y en cons tante proyecto en su vida, el hombre no puede recibir fines o determinaciones desde fuera de su libertad (cfr. pp. 6lOss. 690ss. 7Olss. [577ss. 652ss. 663ss.]). Tampoco se le pueden imponer límites como fines de sus propias actuaciones fuera de ella misma: «La realidad-humana no puede recibir sus fines, como hemos visto, ni de fuera ni de una pretendida “naturaleza” interior. Ella los elige, y, por esta elección misma, les confiere una exis tencia trascendente como límite externo de sus proyectos. Desde este punto de vista —y si se comprende claramente que la existencia del Dasein precede y condiciona su esencia—, la realidad humana, en y por su propio surgimiento, decide defi nir su ser propio por sus fines...» (p. 549 [519]). Esto es lo que Sartre entiende por «estar condenado» a ser libre: «Estoy condenado a ser libre. Esto significa que no podría en contrarse a mi libertad otros límites que ella misma, si se prefie re, que no somos libres de cesar de ser libres» (p. 545 [515]).

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