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44 DIONISIO CASTILLO CABALLERO las ganas de vomitar, la sensación de la nada, de estar en la náusea, de estar de más, amorfo, vago, triste, como ni yendo a parte alguna, ni viniendo de ninguna parte..., como existiendo sin razón, prolongándose por debilidad y muriendo por casua lidad..., como estando de sobra, de más.,. (cfr. pp. 14. 26. 37. 38. 39. 42. 182. 186. 187. 189. 190. 191. 194. 196. 197. 200. 254. 235 [10. 26. 32. 34. 37. 175. 177. 179. 180. 181-183. 185. 187. 245-246])... Esta idea, si bien no se encuentra de modo tan explícito y tan desarrollada en su obra Las moscas, sí aparece en el trans fondo de la misma. Y de modo concreto y directo aparece en el diálogo entre Júpiter y Orestes. Aquél reprocha a Orestes su actitud de rebeldía, su nega ción a someterse a él, por medio del arrepentimiento, porque ha descubierto el destino de su libertad. Y le llama a la refle xión sobre la vaciedad y el sin-sentido de la existencia huma na, que está en manos de los dioses: « ¡ Pobres gentes! Vas a hacerles el regaló de la soledad y de la vergüenza, vas a arrancarles ias telas con que yo los había cubierto, y les mostrarás de improvíso su existencia, su obsce na e insulía existencia, que han recibido para nada» (p. 73 [183]). Este es el reproche que le hace constantemente Júpiter a Orestes, para que desista de su actitud insurrecta: «No estás en tu casa, instruso; estás en el mundo, corno la astilla en la carne, como el cazador furtivo en el bosque seño rial...» (p. 70 [179]). Incluso todo el malestar de «su» acción depende de esta situación profundamente humana: la de hallarse gratuitamen te, sin posibilidad de encontrar los motivos realmente legfti mos y últimos de su decisión. En definitiva, su ser aparece

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