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42 DIONISIO CASTILLO CABALLERO Fiel a la tradición filosófica francesa y matizada por Hus serl, se ubica en este ámbito de reflexión fenomenológica. El ser es el primer dato que aparece en la conciencia, que queda constituida, desde ese mismo momento, en conciencia de algo: «La conciencia es conciencia de algo: esto significa que la tras cendencia es estructura constitutiva de la conciencia» (p. 30 [28]). Nace conducida sobre un ser que no es ella misma: inten cionalidad radical (cfr. pp. 18. 28-30 [15. 27-29]). El mismo simple «ser consciente» supone ya un modo de entrar en relación con el mundo. En esto consiste, propiamen te, el descubrimiento del mundo como mundo que la conciencia descubre como estando ante él, como ser allí. Como Roquentin ante la náusea. El ser —objeto-cosa— es lo que aparece en la conciencia que orienta hacía un ser que no es ella misma, hacia un «tras cendente», hacia el que está constantemente proyectada y al que le da sentido en términos de perspectivas y fines. Es a lo que Sartre llama «conciencia posicional del mundo» (pp. 17- 18 [16-18]). Dentro de esta orientación, no puede darse una subjetivi dad absoluta, pura. Se desvanecería, puesto que no siendo más que conciencia «de algo», sería una conciencia de nada y, con siguientemente, nada de conciencia... Pero el análisis sartreano no se detiene aquí. Profundizan do en el ser mismo de la conciencia, descubre, a su vez, otro modo de ser de ésta. Ella misma puede ser, a la vez, objeto de sí misma y trascendente a ella. Además del «cogito pre-reflexi yo», la conciencia puede tomar conciencia de sí misma, siendo ella misma conciencia de ser objeto de su misma considera ción: «cogito reflexivo» (pp. 17-24 [16-23]).
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