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30 DIONISIO CASTILLO CABALLERO acusaciones contra Orestes, llamándole «asesino, verdugo, carnicero...» (pp. 65-66 [171]). Electra ha experimentado un cambio radical. Ha sucumbi do ante el «arrepentimiento»: se siente culpable y termina abo rreciendo el crimen cometido y a su mismo hermano... Se sien te débil y la forma que encuentra de salir de esta nueva situa ción es el arrepentimiento y el rechazo de «su» acción y del crimen de su hermano, que ya no considera «suyo propio» (pp. 65-66 [171-172])... Orestes la anima a salir de tal situación; a hacerse fuerte: «Tu debilidad es lo que les da fuerza» (p. 66 [172]). La alienta a la aceptación de su propio destino que le abri rá al «nuevo mundo» alegre: «El mundo y la mañana»... A aceptar las consecuencias de «su» acto: «Electra, hemos decidido juntos este destino y debernos sopor tar juntos sus consecuencias» (p. 66 [171]). Electriz sigue acusando a su mismo hermano de «verdugo de tu propia madre» (p. 66 [171]). Pero Orestes tiene muy clara su propia dignidad: «Soy libre. Más allá de la angustia y los recuerdos. Libre. Y de acuerdo conmigo mismo. No debes odiarte, Electra. Dame la mano: no te abandonaré» (p. 66 [172]). Pero Electriz siente menos miedo de las Erinias que de su propio hermano, a quien termina odiando (p. 67 [172]). Y, ante la petición de ¡socorro!, acude Júpiter, que la libra de las Erinias, ofreciéndole la salvación, a cambio del arrepen timiento y de la renuncia a ese acto sacrílego (p. 68 [175])... Continúa un diálogo y un forcejeo entre Júpiter y Electriz frente a Orestes, que no se rinde ante los ofrecimientos de aquél, que les promete instalarlos en el trono de Argos, si repudian el crimen. Basta su renuncia a ese acto criminal (p. 69 [177]).
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