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18 DIONISIO CASTILLO CABALLERO vestido negro. Hicieron crujir sus zapatones a tu alrededor. Estabas contento, ¿eh, cuco?, te gustan las viejas; cuando más se parecen a los muertos más te gustan. Desparramaron a tus pies sus vinos más preciosos porque es tu fiesta, y de sus faldas subían a tu nariz tufos enmohecidos; todavía halaga tu nariz ese perfume deleitable,,. Bueno, ahora huéleme, huele mi olor a carne fresca. Yo soy joven, estoy viva, esto ha de horrorizar- te. También yo vengo a hacerte ofrendas mientras toda la ciu dad reza. Mira: ahí tienes mondaduras y toda la ceniza del hogar, y viejos restos de carne bullentes de gusanos, y un peda zo de pan sucio que no han querido nuestros cerdos; a tus moscas les gustarán. Feliz fiesta, anda, feliz fiesta, y esperemos que sea la última...» (p. 20 [98-99]). Después de esta ofrenda en la que Electra pretende ridicu lizar a Júpiter, expresa sus deseos íntimos de derribarle. Pero se siente pobre e incapaz para realizarlo personalmente. Mas no pierde la esperanza de un salvador humano. Confía en su próxima venida. El derrumbará aquella estatua, símbolo de lo negativo para el hombre: «No soy muy fuerte y no puedo tirarte al suelo. Puedo escupir- te, es todo lo que soy capaz de hacer. Pero vendrá el que espero, con su gran espada. Te mirará regodeándose, con las manos en las caderas y echado hacia atrás. Y luego sacará el sable y te hendirá de arriba abajo, ¡así! Entonces las dos mita des de Jiípiter rodarán, una a la izquierda, la otra a la derecha, y todo el mundo verá que es de madera blanca. Es de madera toda blanca, el dios de los muertos. El horror y la sangre del rostro y el verde oscuro de los ojos no son sino un barniz, ¿verdad? Tú sabes que eres todo blanco por dentro, blanco como el cuerpo de un nene; sabes que un sablazo te abrirá en seco y que ni siquiera podrás sangrar. ¡Madera blanca! Buena madera blanca: arde bien...» (p. 20 [90]). Al final de toda esta imponente imprecación, descubre a Orestes, que se presenta como Filebo de Corinto. El Pedagogo les deja solos y se inicia entre ellos una conversación muy familiar.

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