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LAS MOSCAS 15 La descripción de las casas de Argos y de las costumbres de sus habitantes simboliza perfectamente la situación lamen table de la ciudad y de sus gentes, a la vez que la negativa de respuestas: «Qué esperáis? ¿Que os respondan? Mirad un poco esas casas y decidme qué parecen. ¿Dónde están las ventanas? Las abren a patios bien cerrados y bien sombríos, me lo imagino, y vuelven el trasero a la calle...» (p. 10 [$2]). Tras preguntar a El Idiota, que manifiesta con su asombro su propia imbecilidad, Júpiter, que anda entre los hombres con aspecto humano, se les presenta ante ellos como Demetrio, procedente de Atenas y les explica los motivos de la situación de la ciudad, poniéndoles al corriente de todo lo ocurrido: La ciudad vive un momento especial: Celebra la fiesta de los muer tos, bajo el signo de las moscas. Todo un símbolo de culpabili dad y castigo (pp. 12-14 [87-90]). Se encuentra bajo el arrepentimiento y el temor: todo hue le a arrepentimiento de la ciudad con la consiguiente expia ción por los pecados públicos de sus reyes y el castigo divino, simbolizado en las moscas, pegadizas, chupadoras, molestas... (cfr. pp. 11-14 [86-90]). Sintetiza la historia reciente de Argos: la voluptuosidad del pueblo, el asesinato de Agamenón, el arrepentimiento colectivo posterior, magníficamente expresado en La Vieja que entra en escena, dirigiéndose a Júpiter y en la respuesta rápida de éste: «Ah, me arrepiento, Señor, si supieraís cómo me arrepiento, y mi hija también se arrepiente, y mi yerno sacrifica una vaca todos los años, y a mi nieto, que anda por los siete años, lo hemos educado en el arrepentimiento; es juicioso como una imagen, todo rubio y penetrado por el sentimiento de su peca do original». —«Está bien —responde Júpiter—, vieja basura, y trata de re ventar en el arrepentimiento. Es tu única salvación.., O mucho
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