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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 99 huyan a los montes, como lo acostumbran al más mínimo mal trato que experimentan, sino es a conseguir su completa reducción y civilización tan recomendada por el rey, como que es una de sus primeras atenciones y obligaciones; y que asimismo se persuade esta oficina que el preten– der los religiosos misioneros de Guayana el poner el indicado hato de ganado en el estado floreciente que apetecen y parece haber tenido, no puede ser con otra idea que la de proporcionar así el mejor desempeño de los insinuados objetos y de otros en beneficio de las misiones de su cargo, pues no es verosímil en su pobre instituto y religiosa observancia de él, el que sus productos los quieran para emplearlos en otros usos; y así el resistir o reclamar el excesivo número de reses que se les pre– cisa suministrar a la villa de Upata, cree la Contaduría general no pue– de ser efecto de otra cosa que el de experimentar por este medio una considerable y ruinosa decadencia de su hato de ganado, capaz de cons– tituirlo en estado de no poder atender a los primarios e importantes objetos con que se estableció y ha sostenido hasta de presente. Esto mismo es lo que sustancialmente exponen los religiosos misio– neros en las declaraciones que acerca del particular les pidió el Prefec– to de ellas, insertas en uno de los documentos presentados, y no puede, con concepto de la Contaduría general, dejar de ser así porque en el ca– so de estar el mencionado hato sobrante de ganado, no sólo no resisti– rían el suministrar el que se les pide para la villa de Upata, sino es que por el contrario entiende que pretenderían fuesen preferidos en la saca de sus ganados para con sus productos proporcionarse otras cosas ne– cesarias a la subsistencia de la vida humana y demás ocurrencias preci– sas de las misiones; bajo cuyos supuestos esta oficina, graduando de un proceder nada conforme ni regular al aprecio que en el religioso y mag– nánimo corazón del rey merecen estos piadosos establecimientos, el que se precise y obligue a aprontar del hato de ganado de las misiones para otros ajenos destinos, un número determinado de reses, y éste arbitrario y excesivo, repite que opina por que se debe desde luego dejar a las pro– pias misiones en libertad de dar las que prudentemente gradúen no ha– cerles falta, y que para arreglo de este punto en lo sucesivo, en términos que éstas no experimentan las vejaciones y perjuicios que reclaman, co– mo ni tampoco los cosecheros de tabacos y fomento que es debido pro– porcionar a este interesante ramo, convendrá disponer el que en junta, compuesta de unos y otros interesados, se acuerde y convenga en el nú– mero de reses que por un limitado tiempo, por las ocurrencias que pue– den acaecer en él, haya de suministrar mensual o anualmente el expresa-

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