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88 FUENTES PARA LA___ HIST(_)RIA COLONIAL DE VENEZUELA rable de indios que llegan a 18.000 o cerca de ellos, se ve clara la ne– cesidad de aquella Comunidad de misioneros de usar de una grande eco– nomía en este ramo, como se evidencia por el documento número 1 que presento. Ultimament e, por no molestar la real atención de V.M. con otras pruebas de lo que expongo, sólo diré: que el año pasado de 1789 Fray Buenaventura de San Celonio, Prefecto que era de aquellas misiones, en vista de los requerimientos hechos por los jefes expresados y de los de la villa de Upata, requirió por medio de un oficio que pasó a todos los Presidentes de pueblos de indios, mandando que cada cual dijese su pa– recer sobre si el hato de la misión podía surtir a los vecinos de Upata y a los otros el número de novillos que le pedían, y todos ellos, nemine discrepante, respondieron que, atento al estado actual del hato, era im– posible sin exponerse al riesgo de una ruina del mismo hato y, por con– siguiente, de todos los pueblos de indios, pues éstos, no teniendo carnes que comer, se han de volver a los montes, quedando los misioneros con el dolor de ver inutilizadas sus fatigas y frustrado el fin de su vocación con tan grave perjuicio de la causa de Dios y del servicio de V.M., lo que ya se ve cuán contrario sea de las piadosas y religiosas intenciones de V.M. Por tanto, suplico a V.M. que, para remover de todo punto los in– convenientes que expongo de que pueden resultar consecuencias las más funestas, se digne de mandar por una cédula real al Gobernador e Inten– dente de Caracas, al Gobernador de Guayana, al Administrador general de Tabacos en la villa de Upata, no molesten a aquella Comunidad, pre– cisándola de dar las reses de su hato con tan notable perjuicio y que dejen que dicho hato se fomente, de modo que con el tiempo pueda restituirse a su antiguo estado y verificarse los religiosos fines de su establecimiento . El segundo motivo que ocasiona esta representación es el grava– men impuesto a los indios de ir de peones a la villa de Upata, con no– table perjuicio de sus labores. Los misioneros Presidentes de los pueblos de indios a quienes el Prefecto pidió razón por su oficio que les pasó, sobre el trato que les dan a los indios los vecinos de Upata, cuando los llevan de peones, hacen una relación capaz de conmover a compasión a cualquiera que seriamen– te medite la triste suerte de los infelices indios, como consta del docu– mento número 2, que presento; por él consta que los indios son sacados de sus pueblos para un mes y aun por más tiempo, debiendo de andar unas 12 leguas de camino, otros 10 y otros 20, según la mayor o menor

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