BCCCAP00000000000000000000221

MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 87 El hato de ganado de aquellas misiones tuvo su principio en un corto número de reses que los fundadores de aquellas misiones lograron de li– mosna, hacia el año 28 del presente siglo, sin que para su establecimien– to se les diese dinero de las cajas reales, sino que fue pura limosna de los bienhechores; absteniéndose de comer carne aquellos religiosos funda – dores consiguieron el que se incrementase el ganado, el que llegó a tan– to incremento que pudo aquella Comunidad abastecer de carnes no sólo a los presidios de V.M. sino también a gran parte de la provincia, y aun, en vista de la abundancia del ganado, en nombre de su Comunidad, con desinterés y generosidad, ofreció a V.M. de diez a doce mil reses hacia el año de 1777, siendo Intendent e D. José Abalos, quien , si en aquel tiempo hubiera sacado el ganado ofrecido, se hubiera realizado la ofer– ta y no se vería el día de hoy molestada aquella Comunidad con los ofi– cios del gobernador de Caracas y otros jefes, que la quieren precisar a dar un número exorbitante de reses con inminente riesgo de la ruina de las mismas misiones; pues desde aquel tiempo ha sido muy considerable el menoscabo del hato por los motivos que son patentes a los mismos jefes, pues no ignoran que aquella Comunidad, desde que hizo la oferta, ha abastecido de carnes a cuantas expediciones reales han ocurrido a la mis– ma provincia; de continuo han estado dando carne a los castillos de V.M.; en la antigua Guayana por espacio de más de dos años mantuvo la mi– sión con la carne de su hato a más de trescientas almas que existían para el servicio de las armas en tiempo de la guerra; a pedimento de D. José Reguero, Administrador general de tabaco, en la villa de Upata ha estado y está la Comunidad dando carnes a sus vecinos aunque no en el núme– ro de 50 a 60 por más como pedían; a más, desde la época del ofreci– miento se han hecho ocho pueblos nuevos de indios, con lo que se ha aumentado notablemente el consumo de carnes del hato; la falta de agua en dos veranos, 79 y 84, fue causa de hallarse en las sabanas multitud de reses muertas; los tigres y otros animales han devorado no pequeño nú– mero de reses. Todo lo cual ha sido motivo para que aquella Comunidad se haya negado a dar el número exorbitante de reses que se le piden y a abastecer la carnicería que quería establecerse en la villa de Upata, que, en treinta años que tiene de fundación, se ha mantenido de la carne del hato de la misión , sin que ésta haya reparado hasta ahora en que la necesidad le precisa a usar de economía, mayormente reflexionando que este hato que sus venerables fundadores establecieron con aprobación real, su principal objeto es de mantener a los indios que extrajesen de la sierra, y teniendo al presente bajo su cuidado un número tan conside-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz