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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 77 zón habrá para que a aquellos infelices indios y sus párvulos se les nie– gue la enseñanza de la doctrina cristiana y el agua del santo bautismo, estando en las puertas de casa, como dicen? Pues hasta la presente no se sabe que sacerdote alguno haya bautizado alguno, y sólo hay cristianos los indios que allí viven y pertenecían a nuestras misiones, los que ha permitido y disimulado vivan aquellos nuevos cristianos, perdidos allá sin educación alguna el Sr. D . Miguel Marmión. De todo lo hasta aquí expuesto a la alta comprensión de V.S. nos parece ser suficiente el que delibera ra lo que más convenga al servicio de ambas majestades, que por nuestra parte haremos lo que podremos, y no nos podemos empeñar a exponer sino es a la perdición de la re– ducción a lo menos a más graves perjuicios, sin poderlos remediar, si se han de extraer las doce mil reses ofrecidas que V.S. nos pide, y así haremos como hasta la presente habemos practicado en asuntos del real servicio, suplicando una y otra vez a V.S. tenga a bien el mandar no seamos apremiados, como hasta ahora lo habemos experimentado de haber, de sola la hacienda de estas misiones, de dar abastos de carnes a tantas partes, y que se pongan en práctica las sabias disposiciones del Sr. Capitán general D . Luis de Unzaga y las del Sr. Fiscal Protector, aprobadas por Vuestra Señoría y mandadas guardar, pues es más razona– ble que se utilicen de las carnes de esta provincia los vecinos de ella que no los colonos extranjeros, que tan de continuo salen a favor y beneficio de ellos. Exponemos a la inteligencia de V.S. que éstas y otras iguales no– ticias, en asunto de nuestra reducción, las pasaremos a manos de nuestro Rmo. P. Comisario general que, mediante su autoridad, todo lo ponga en manifestación de nuestro soberano, que Dios guarde, a fin de que nos dejen vivir en paz y sosiego, el que no habemos gozado estos últi – mos años del gobierno del Sr. D. Miguel Marmión, que por sus dis– posiciones e informes se nos impide en gran parte el cumplimiento de nuestro ministerio, y se han experimentado graves daños y atrasos a la reducción con la continua tarea de haber de estar los indios ausentes de sus pueblos y menoscabándoseles los alimentos de las carnes por ha– berse de atender a tantas partes. La obligación en que nos hallamos de defender a estos pobres neó– fitos de las injusticias y agravios que les hacen y las molestias que por esa causa de continuo experimentamos, nos han animado a hacer la pre– sente repres entación, confiados de hallar en Vuestra Señoría consuelo y alivio, tanto los indios como nosotros en nuestras trabajosas tareas de

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