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72 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA le hicimos, tanto para restablecer la paz y unión en la Rvda. Comunidad, dando oídos a algunos de ella mal contentos, no atendiendo a las razo– nes de los superiores, de forma que siempre procuró sostener la división, sin quererse hacer cargo de los graves motivos que tenían los superiores para proceder contra los sediciosos, queriendo por sola su autoridad sos– tenerlos, y aun apoyado y proveído por sola su autoridad sin el permiso de los superiores el que un súbdito de esta Rvda. Comunidad viva sin reconocer superior ninguno . Cuando también le hicimos presente las tan continuas injusticias que se hacían a los indios de estas misiones, tanto en maltratarlo s de comida, estando de peones, como en pagarlos mal, y sin pagarles el piso, para que pusiese el debido remedio , ni aun contestar– me merecí. Igualmente se le representó pusiese el conveniente remedio para que se evitasen los graves perjuicios que se hacían a la hacienda del ga– nado vacuno de estas misiones por los vecinos de la villa de Upata. Tam– bién le representamos que se guardasen las gracias y prerrogativas que la piedad de nue stro soberano, que Dio s guarde, tiene despachadas a fa. vor de estos natur ales que están a nuestro cargo, por lo que consta por las reales cédulas que a ésta acompañan, y por lo que está prevenido en las leyes de Recopilación; pues, señor, en vano siempre fueron nuestras instancias, pues nada se ha corregido. Supuesto esto, no extrañamos que a V.S. y al Supremo Consejo se tengan representadas varias noticias contra esta Rvda . Comunidad y mi– siones, y que de ellas resultan disposiciones cuasi imposibles de poderse practicar ; o, por lo menos, de practicarse se han de seguir graves perjui– cios y atrasos irr emediables a la reducción de nuestro cargo, como es una, entre las demás, la expresada de V.S., de que exhibamos las doce mil reses ofrecidas a favor de la intentada fundación del fuerte de Cu– yuní y pueblo de españoles, y también para que sirvan de manutención al presidio de la Guayana. Ciertamente que no alcanzamos cómo, constan– do a V.S., por lo que mi antecesor tiene a V.S. representado en oficio de agosto y, con más especificación, en el de septiembre del año próxi– mo pasado, de cuán atrasada se halla la hacienda del ganado y por cuá– les motivos, y cuánto trabajam os y habemos trabajado para restaurarla y al mismo tiempo hay noticia en varios oficios pasados al gobierno de esa Int endencia general , singularmente en tiempo del Sr. Intendente gene– ral D. José de Abalos, cuyas copias, entre las demás, remito con otras cartas declaratoria s de los religiosos que tienen más conocimientos del es– tado de la hacienda, en que se reconoce la imposibilidad de poderse dar

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