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70 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Estos y otros excesos están sucediendo frecuentemente en los pue– blos de naturales de esta provincia por no haber en ellos familias de es– pañol es que los contengan y concurran a su más fácil y breve civiliza– ción con el trato racional continuo, y por estar cometido a los religiosos el gobierno tanto espiritual como económico de los indios, a cuya dis– posición no han correspondido los efectos que debían esperarse, antes bien han resultado y multiplicádose nuevos inconvenientes, permanecien– do aún estos infelices al cabo de tantos años en el propio estado de neó– fitos o nuevas reducciones, sin contribuir al verdadero objeto de la utili– dad pública, y esto no por tan incapaces ni faltos de comprensión, como se les quiere suponer, como por los efectos de su gobierno interior polí– tico, por su separación afectada del trato de las gentes y por la especie de pupilaje o como menor edad en que se mantienen pendientes única– mente de la voluntad y disposición de sus tutores y curadores los RR. PP. misioneros, con quienes se entienden bajo un método arbitrario, no sujeto a reglas fijas ni ordenanzas, las que hice presente en otra ocasión y repito ahora, las considero de tan precisa necesidad en esta provincia por sus actuales circunstancias, como en la de Cumaná y otras que las tienen y se gobiernan por ellas con no poca utilidad del servicio de V.M . y con adelantamiento más conocido de la conquista espiritual y reducción de estos naturales, lo que revere ntemente expongo en cum– plimiento de mi obligación, no dudando que mi sucesor a quien voy a entregar, informará con más individualidad, con presencia y justificación de varios hechos pasados y recientes, para que V.M. más plenamente in– formado, se digne deliberar como siempre lo mejor. Dios guarde la católica real persona de V.M. para bien de la mo– narquía los muchos años que ha menester. - Guayana, 21 de septiembre de 1790. Señor, a los reales pies de V.M. - Miguel Marmión. Concuerda con su original que queda en esta secretaría de la Nue– va España, de que certifico yo, Don Antonio Cornejo, Caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de S.M., su Secretario y Oficial mayor de ella. - Madrid, treinta y uno de enero de mil setecientos noventa y dos. - José Antonio Cornejo.

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