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66 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA septiembre de 89. Sin embargo, señor, inflexibles estos religiosos a mis justa s prevenciones y moderadas reconvenciones, y sentidos de que les hubiese negado la licencia para continuar este establecimiento, empren– dido en sus principios sin mi noticia ni conocimiento alguno, siguen ade– lante en sus ideas y procedimientos contra lo que previenen las leyes en semejantes casos, disputando las facultades al gobierno de quien preten– den estar con total independencia, como se trasluce suficientemente de los citados tres expedientes que dirigí a V.M. y de los demás anteceden– tes del asunto, cuando debieran procurar más bien estar de acuerdo con el jefe de la provincia en todo lo concerniente a la conservación y fomen– to de las misiones en su gobierno temporal. La salida de los indios a sus correrías y viajes a Esquivo y otras par– tes, fuera de los términos de sus misiones, es uno de los principales cui– dados que debiera llamar la atención y celo de estos religiosos, a fin de impedirles por todos los medios posibles el trato y comunicación con los holandeses, de quienes es consiguiente tomen ideas poco favorables a nuestra santa católica religión y buenas costumbres, sobre lo que de in– tento y particularmente traté de oficio, a poco tiempo que me hice car– go del mando de la provincia, con el Prefecto del trienio pasado Fr. Her– menegildo de Vich, pero sin que hayan tenido mis diligencias en esta par– te el suceso que deseaba, como lo persuaden los hechos continuados de ir los indios y venir por caminos extraviados, de que está llena la distan– cia que media de las fortalezas de la antigua Guayana hasta el mar y por el río de Cuyuní que lo tienen a la mano, en donde encontró dos parti– das el ayudante mayor de la tropa de esta dotación D. Antonio López de la Puente, según consta del diario de la comisión a que le despaché al reconocimiento de aquellas fronteras holandesas de Esquivo. Otra parti– da cogió de sorpresa la expedición de reconocimiento de las maderas de construcción y me dio parte de que en dos o tres curiaras venían de re– greso de Esquivo con algunas herramientas y otros géneros que los in– trodujeron por el río Aquire a las referidas misiones de tierra adentro, habiéndose hecho posteriormente por el comandante de las fortalezas de Guayana otra aprehensión de una curiara que remitió a la capital con los efectos que le halló, que se declararon por de comiso y se aplicaron al real fisco, y los reos, haciendo fuga de la prisión en que les había puesto el expresado comandante, se fueron a su pueblo de Santa Ana, a quienes por las instancias y súplicas del actual Prefecto y otros religiosos, pre– textando ser indios nuevos que salían del monte, les he dejado sin hacer más novedad. Estos ejemplares y otros que defiero, suceden con frecuen-

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