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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 45 tersol nos ha dado esta confianza, informándonos que al caritativo em– pleo de Protector de indios que V.S. goza, acompaña grande afecto al fomento de las misiones, al bienestar de los misioneros y de los pobres indios y a la defensa de unos y otros en sus opresiones, como cosa muy conforme al espíritu de las reales leyes de estos reinos . En este supuesto, remitiéndome a lo que el dicho nuestro Procu– rador informó en su recurso y en la respuesta que en actual correo se remite a esa Real Sala, me queda que informar a V.S. sobre el particular asunto de la pretensión con que el Sr. Administrador general del Taba– co, D. José Reguero ha venido en estas misiones, queriendo que, en beneficio de las siembras del tabaco de la villa de Upata, suministremos nosotros más ganado de lo que puede soportar el estado presente del hato, que, por estar muy atrasado, sólo hay para las necesidades de los indios, y esto con escasez, constándonos que el ánimo de S.R.M. es que de sólo de lo sobrante sean socorridos los vecinos de dicha villa. El di– cho Sr. Administrador, conformándose con las voces de algunos, poco inteligentes del estado de nuestro ganado o hato, no quiere dar crédito a las varias representaciones que sobre el particular se le han hecho, y, con más atención de la debida, se le ha dado libertad para que con hom– bres de conciencia e inteligentes en el particular, registre las sabanas pa– ra cerciorarse de la verdad, cosa que también se ha propuesto al Sr. Go– bernador de esta provincia; pero él no ha querido asentir a ello y sólo con autoridad soberana quiere que se cumpla su proyecto, puédase o no se pueda. Señor: en los años pasados de 1785, 86 y 87, en que se hicieron las primeras siembras de tabaco en aquel vecindario y en que vino el Sr. Administrador D. Francisco Antonio de Paúl, viendo el empeño con que aquel señor aparentó el asunto tan importante al real servicio, con– descendimos a sus designios más de lo debido, a fin de acallarle y que no dijese nos oponíamos a los reales propectos, pero no pudimos evitar– lo porque, después de haber a instancias de dicho señor condescendido a que tomasen los novillos a fiado, de los que no han pagado todavía gran parte, ni esperanza de cobrarlo, y asimismo que pagasen los indios jorna– leros con papeletas, de los que asimismo no han pagado muchos de ellos, y después, finalmente, que hubieron hecho tanto destrozo en la hacien– da del ganado, que no es posible restaurarse en muchos años, no se con– tentaron sino que con improperiosos oficios e informes siniestros, carga– ron a la Comunidad los atrasos que los vecinos, por su holgazanería y vicioso vivir, experimentaron. Pasamos nosotros y los indios por las in-

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