BCCCAP00000000000000000000221

36 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA co días por estar tan fatal y haber de pasar las embarcaciones y trastes por tierra, cosa de una legua. Prosiguiendo después, hallamos que todo era un raudal continuo y a cada paso habíamos de cargar y descargar, y este trabajo duró 7 días. Al cabo de ellos dejamos el Chivau y nos metimos a otro río lla– mado Parí y, dejando éste, nos metimos a otro llamado Paví, sin pan ni vino. Aquí estuvimos 5 días porque se nos acabó el agua para navegar y hubimos de abrir el monte por un cerro muy alto, haciendo caminos para pasar y cargar las curiaras y trastes. Y, pasado el cerro, aun nos quedaban 6 leguas de sabana para cargarlas hasta el río Caroní, y por el camino se nos hizo pedazos una curiara que nos hizo bastante falta. Llegamos al Caroní enfrente de unos cerros llamados Yavar, que parecen artificiales, según lo que tienen de torres y castillos. Desde allí fuimos Caroní arriba y arranchamos a un río llamado Uirpaquén. Desde allí a la boca de otro llamado Paruppá; el otro día llegamos al río Aymañá y al siguiente día a la boca de otro llamado Paviquén. Después de todo esto la mañana siguiente nos metimos dos o tres leguas dentro de un río llamado Capauré, donde habíamos de dejar las curiaras para ir por tierra hasta donde estaban los indios que íbamos a buscar. Allí nos quedamos previniéndonos para la marcha. Nos informa– mos primero del camino, sin haber camino sino todo monte cerrado, y nos dijeron los indios que había tres días de camino y muchos cerros. Luego se nos ofreció una dificultad y fue que el P . Bernardino , a más de gastar entonces poca salud y habíamos andado muchos ratos por tierra por los malos pasos de los ríos, le habían salido unas llagas a las piernas y brazos que era imposible hacer viaje. Yo le pregunté con qué ánimo se hallaba y él me respondió que el ánimo bien lo tenía de proseguir pero que temía nos lo hubiésemos de dejar por el camino. Entonces le dije yo: "Hombre, eso sería exponernos a mayor trabajo y a perder el ya pasado : vale más que se quede aquí". Así se hizo y el pobre, viendo que éramos tan poca gente, se contentó con quedarse solo con un soldado, un indio y dos muchachos. Y, para que se vea el cuidado y aflicción que nos ocuparía a cada uno de nosotros dos, es bien se note que dicho Padre quedaba allí distante de su misión pasadas de 80 leguas, y que yo había de ir a tres jornadas más allá. Con que no hay que decir sino que quedaba dicho Padre hecho un anacoreta. Determinado, pues, esto, dispuse la marcha para el día siguiente, y así por la mañana hice hacer partes o pitanzas de carne y raciones de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz