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342 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENE ZUELA que el Capitán general del ejército, D . Pablo Morillo, había dado or– den que se mantu vieran todos los Padres misioneros expa triados porque convenía para el real servicio, y que para ello hablaría al Sr. Gobernador del arzobispado para que nos empleara en el ínterin que se compondrían las cosas. Me destinaron por dos veces. como también al P. Manuel , de lo que, dándome enteramente por satisfecho y viendo que la cosa iba muy larga y con algún peligro, procuré alejarme de aquellas partes, y me pasé, con no pocos trabajos, a esta ciudad de Maracaibo, en donde me puse en compañía de los RR. PP. Capuchinos de la misión de Navarra, viviendo en su hospicio, disfrutando de su fraternal caridad y peculiar amor. El P. Manuel , como estaba empleado por aquellos rincones y en aquella ocasión en el mismo Puerto Cabello, no pudo seguir por enton– ces, y me escribe que quiere procurar venir a ésta, si lo puede lograr, lo que es más dificultoso ahora ya de lo que era antes, y, como más irá, más lo será por las circunstancias que siempre van añadiendo. Si se ofrecía una buena ornsión y podíamos alcanzar la licencia del gobierno, miraríamos si podíamo s venir a esa de Cataluña para unirnos otra vez con Vuest ras Patern idades Muy Reverendas, y poder vivir en paz y sosiego. Aunque alguna vez sale algún barco , como ahora , es an– dar en un continuo riesgo, porque por tod as partes salen corsarios y pi– ratas que no dejan pasar ni un gato siquiera, sin poder esperar ningún socorro. El asunto de la sublevación de estas tierras, aunque se salga bien, parece que será largo y después de muchos trabajos, estando siempre en continuo peligro. De las otras partes de Guayana no se sabe cosa parti– cular sino que los insurgentes parece que se van fortificando siempre más y más y tomando más cuerpo. Ahora nuevamente se dice que salió una partida de por aquellas parte s, que es donde tienen su residencia principal, y, pasando por países casi inmensos, han venido a compare– cer por las partes de arriba para introducirse otra vez por el reino de Santa Fe y demás provincias, devastándolo y perdiéndolo todo. Algunas partidas de los nuestros han salido también en su seguimiento y espe– ramos el resultado . En cuanto a las misiones de Guayana , voy a decirle que me han ase– gurado quien lo podía saber bien, que el R.P. Prefecto de los Capuchi– nos aragoneses quería pretender el establecerse en los nuestros pueblos en caso de restablecerse la paz y tranquilidad en aquellas tierras, y que

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